Educador por vocación y deportista de alma, Osmiro Colonia fue un hombre que dejó huella en distintos escenarios. En su juventud brilló como futbolista, integrando las selecciones de Tuluá, Valle del Cauca e incluso Colombia, donde demostró su talento en canchas del país y del exterior.
Su pasión por la enseñanza lo llevó a desempeñarse durante décadas como docente en el Gimnasio del Pacífico, institución a la que consideraba su segundo hogar. Allí, sus clases de Educación Física eran recordadas por su carácter único, su energía contagiosa y su conexión especial con los estudiantes, a quienes formó con disciplina y cariño.
Más allá de las aulas, Colonia fue un gestor incansable del deporte local. Jugó un papel clave para que Tuluá fuera sede de los primeros Juegos Deportivos Departamentales y fue impulsor de espacios como el estadio Doce de Octubre, símbolo del deporte tulueño.
De conversación amena y profundo conocimiento en diversos temas, Osmiro Colonia deja tras su partida un legado invaluable. Su recuerdo permanecerá vivo entre quienes lo conocieron, lo escucharon, lo vieron jugar o aprendieron bajo su guía.