Agregó que en caso de no recibir una respuesta favorable por parte de las empresas de salud, los usuarios deben poner las jeringas y agujas en una botella plástica, taparla y ahí sí dejarla en la basura y de esa manera evitar los riesgos de afectar a otras personas.
“Ya se han presentado incidentes con algunos trabajadores que se pinchan con las agujas y en este caso es bueno que la gente sepa que no es solo el pinchazo y ya, pues además de la atención médica inmediata, ese trabajador debe quedar bajo seguimiento clínico por espacio de un año”, comentó la profesional.
Añadió que a la afectación física se suma el impacto psicológico, pues en ocasiones se trata de una jeringa usada para el suministro de un diclofenaco, pero también el riesgo de contraer una enfermedad in-fectocontagiosa que es latente y causa angustia entre los operarios.
Una situación similar se registra con residuos como vidrios y otros elementos cortopunzantes que deben ser embalados en una bolsa de papel, envolverle una cinta y en lo preferible marcarlo como peligroso para que recolectores y recuperadores no se vean afectados.