Está ubicada en la carrera 23 con calle 18, a la altura del barrio Maracaibo, y se ha convertido en una amenaza para la seguridad, pues sirve de refugio para las personas dedicadas al consumo de sustancias sicoactivas y allí se arrojan todo tipo de desechos orgánicos. Ojalá que este llamado sea atendido por las autoridades locales y se trabaje en la recuperación de este espacio que es por demás un cruce de caminos.