Miguel Ángel González Bermúdez; presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Tuluá, dijo que cualquier cifra que se maneje con respecto a pérdidas y cifras de desempleo son solo especulaciones pues el impacto de la pandemia es progresivo.
“En el caso de Tuluá solo basta con mirar la gran manzana comercial y comprobar que su cierre es casi que total, lo que produce una reacción en cadena que no se sabe dónde termina”, precisa el vocero gremial.
De acuerdo con los datos que se manejan por parte de la entidad, en la actualidad hay matriculadas 10.433 empresas que generan 43. 716 empleos directos sin contar los que se catalogan como indirectos, cifra que permite dimensionar el efecto social de la crisis. (Ver cuadro).
En ese orden de ideas en la Villa de Céspedes los que cargan sobre sus hombros el drama del aislamiento son los comerciantes de ropa, calzado, restaurantes, bares, discotecas, gimnasios, entre otros.
“La diversidad de empresas registradas y que se dividen en 19 sectores productivos hace imposible, por ahora, determinar el impacto que se ha generado por esta emergencia sanitaria decretada por el Gobierno Nacional”, dijo González Bermúdez.
Es tiempo de innovar
No obstante al pesimismo que es imposible dejar de sentir, hay quienes en medio de la crisis han aprovechado para buscar alternativas de comercialización de sus productos utilizando para ello las redes sociales y llevando hasta la puerta de las casas, comidas, ropa, aparatos electrónicos y servicios de belleza como corte de cabello y hasta juegos eróticos.
El pasado fin de semana, cuando se celebró el Día de la Madre, se notó en la ciudad un movimiento interesante y muchos de los comerciantes a través de los domicilios vivieron una reactiva-ción de sus negocios.
La disposición legal que dio reapertura a sectores como el de la construcción, la manufactura, talleres y concesionarios de vehículos, permitió ver una nueva dinámica y movimiento comercial y de alguna manera se nota una ligera recuperación de la economía de la Villa de Céspedes.