La jornada contó con el apoyo de la Fundacion Unidos por Tuluá, liderada por Martín Ponce, que se unió y acompañó el proyecto.
“Estas actividades tienen como finalidad motivar la reflexión de lo que quieren y merecen los niños de Tuluá, la paz en sus comunidades para crecer con una sonrisa”, dijo la psicóloga Claudia Gilón, líder de la actividad.
Añadió que la olla comunitaria permite fortalecer los procesos organizativos de base, posibilita compartir saberes tradicionales alrededor de la cocina, la microcomunidad que se construye allí favorece la cooperación, la ayuda mutua, la construcción de ideas, el trabajo en equipo, la juntanza, y la unión como elemento fundamental a nivel comunitario.
“Esta semana de atención en las vacaciones comunitarias para la Paz, un programa de la presidencia de la república nos permitió sacar bellas sonrisas a nuestros niños, niñas y adolescentes que son el mejor pago a una labor social que se hace con el corazón “, precisó la profesional.