El inmueble, que fue construido por Infituluá en un predio del municipio, cuenta con un total de 146 locales comerciales de los cuales están siendo usados de manera permanente 15, máximo 20 y buen número de los adjudicatarios nunca han hecho uso del bien y por ende no han asumido el pago de los mismos.
César Augusto Ramírez, administrador del Centro Comercial Pabellón Galería y Mercaplaza, dijo en diálogo con EL TABLOIDE que son muchos los factores que influyen en el no despegue del sitio, entre ellos, que desde el gobierno pasado los hoy beneficiados le encontraron defectos y le pusieron el inri que allí no se vende.
“Yo me atrevo a decir que el tema empieza por lo cultural, pues quienes fueron trasladados a los locales, llevaban décadas en la calle y su vida se desarrolló en la informalidad y les cuesta trabajo someterse a un espacio que para ellos no es el idóneo”, precisó Ramírez.
“Cuando uno habla con los vendedores, argumentan muchas cosas, entre ellas que los puestos son muy pequeños, que carecen de ventilación, que la gente no entra a comprar, entre otros, y a decir verdad uno siente que tienen razón, pero también creo que es un esfuerzo que todos tenemos que hacer para ver la ciudad limpia y bonita”, agrega el funcionario.
Se hace insostenible
De acuerdo con la información entregada, la adjudicación de los locales se hizo bajo el sistema de baloteo y cada uno de los beneficiarios debió pagar un millón de peso de inicial, el municipio subsidió parte del valor y el resto lo debían asumir en cuotas de 170 mil pesos mensuales con la mira que en 8 años se convirtieran en propietarios. Ya han pasado cinco y los que han cumplido son muy pocos.
De acuerdo con las cifras, el sostenimiento mensual de Mercaplaza, asciende a los 15 millones de pesos y en la actualidad el aporte mensual no supera los 500 mil pesos.
“Es complicado el panorama que se presenta, pues toca disponer de otras unidades de negocio para obtener los recursos para sufragar los gastos de aseo, vigilancia y mantenimiento de este espacio”, aseguró Ramírez.
No hay garantías
Consultados sobre el tema, voceros de los vendedores aseguraron que no hay garantías para trabajar en el lugar, pues desde un principio se mostraron contrarios al diseño y a las condiciones en que se les llevó.
“Aquí se nos habló de una reubicación que en términos legales nunca se dio, pues la norma indica que ese proceso cuando se presenta debe ser en condiciones de gratuidad y aquí nos vendieron un local comercial”, indicó uno de los representantes.
Así mismo dijo que hace algo más de un año, la gerencia de Infituluá se comprometió a ejecutar algunas adecuaciones, pero hasta ahora no se ha visto nada y por el contrario falencias como el techo y las condiciones de seguridad han desmejorado.