Pedro y Edwin lideran hoy dos fundaciones donde tratan a personas que transitan o empiezan a transitar por un sendero del que pocos pueden salir.
Los dos reconocen que ese camino de oscuridad lo iniciaron probando marihuana, la misma que hoy intentan legalizar con fines terapéuticos en el país, y la que dejaron de lado en busca de una más fuerte como la cocaína, las pepas, el poper y la más letal de todas, llamada bazuco, considerada como el eslabón más bajo del consumo.
No a la legalización
Pedro Mondragón, quien lleva cerca de 30 años de lucha y quien ha dedicado parte de su vida intentando liberar a muchas personas de ese flagelo desde la Granja Canaan, en el corregimiento de Salónica, considera que legalizar la marihuana con fines terapéuticos, es abrirle la puerta a la destrucción total de la sociedad.
DATO: Hoy el consumo de marihuana y de otras sustancias se inicia desde temprana edad en ambos sexos.
Vamos a ver familias destruídas, jóvenes sucumbiendo ante un mal del que solo Dios puede sacarlo, pues el Estado colombiano carece de una política pública, de una herramienta eficaz para atender un mal que es de salud pública y son las familias, la mayoría de escasos recursos económicos los que terminan asumiendo la carga a través de fundaciones donde trabajamos con las uñas”, dice Mondragón.
Incapacidad del gobierno
Para Edwin Castillo, quien consumió todo tipo de sustancias durante nueve años y que sabe, como diría la comediante Alejandra Azcárate, lo que es transitar por los sótanos del infierno, considera que la propuesta que hace rato viene dando vueltas en los despachos oficiales no es otra cosa que la incompetencia del gobierno para enfrentar un mal que hace rato se les salió de las manos y no han querido entender que es un tema de salud pública que se debe atender de manera integral.
“Quienes sabemos lo que es caminar por esa senda y que por la misericordia de Dios estamos en proceso permanente de rehabilitación, sabemos que esa medida que venden con fines médicos, dejará a más familias sumidas en el dolor, la desesperanza y la angustia”, dice Castillo en diálogo con EL TABLOIDE.
Para este hombre, que hace cerca de un mes abrió la fundación “Restaurados para Servir” en zona rural de Riofrío, hoy en Colombia la drogadicción está lejos de ser un tema de salud y sigue mirándose desde lo policial o legal y nunca desde su trasfondo. “Quienes hemos enfrentado ese monstruo sabemos cómo afrontarlo, pero a quienes trabajamos en la prevención y en la atención integral de estas persona el Estado nos dejó solos” puntualizó Castillo.