La noche en que desde la Administración Municipal se ordenó destruir el logo símbolo ubicado hace tres años en la plaza cívica Batalla de Boyacá, James Moncada Esquivel, el artista tulueño que le dio vida a la obra, salía de una eucaristía y al recibir los primeros videos que pronto se hicieron virales sintió que una corriente fría le recorría el cuerpo en una mezcla de coraje y nostalgia.
Para James, al igual que la mayoría de tulueños, la decisión de la alcaldía local fue una sorpresa, pues nunca pensó que se llegara a retirar el logo que, en los tres últimos años se convirtió en una auténtica marca de ciudad de la que dan fe los miles de fotos que han circulado por las redes sociales de propios y extraños que se llevaron como un recuerdo.
El artista tulueño, en diálogo con EL TABLOIDE, dijo que el arte está concebido como una herramienta para unir y lamentó que se destruyera en menos de una hora, una obra que le tomó cuatro meses para terminarla, sin contar el tiempo que le llevó concebirla.
“En diciembre de 2019, mucho antes de posesionarse el exalcalde John Jairo Gómez Aguirre, me encomendó la tarea de elaborar un símbolo que representara a Tuluá y la primera claridad que le hice era que no podía ser un logo tipo campaña y fue así como lo concebí con el corazón envuelto en la bandera y una letra arial que dista mucho del logo que usó en la campaña en pos de la alcaldía”, dijo el pintor y escultor tulueño.
Comunicado oficial
“El retiro del acrílico que durante la administración anterior se exhibió en la Plaza Cívica Boyacá, fue retirado porque hacía alusión a una marca de gobierno que terminó el 31 de diciembre pasado”, expresó el alcalde de Tuluá, Gustavo Vélez Román, en comunicado oficial expedido el pasado lunes, pero que dista mucho del que se emitió el viernes anterior, cargado de términos que para muchos resultaron inadecuados.
Frente a ese comunicado, James Moncada Esquivel afirmó que el primer error es decir que se trataba de un acrílico cuando en realidad es una obra hecha en fibra de vidrio y sostenida por un estructura que garantizaba su durabilidad en el tiempo.
“Pienso que fue una decisión apresurada de la alcaldía que destruyó una obra de arte que en corto tiempo le dio identidad a Tuluá, hecho que se evidencia cuando al digitar la palabra Tuluá, la primera imagen que aparece es el logo”, afirma.
No más divisiones
En su visita a la redacción de EL TABLOIDE, el artista tulueño dijo que ha radicado un derecho de petición en el despacho del alcalde Gustavo Vélez esperando haya una respuesta consecuente y en términos de ciudad y no desde el odio que se percibió en el primer boletín.
“Este es un episodio que nos debe llevar a pensar sobre el municipio que realmente queremos y desde el arte invito a trabajar en torno a la unidad y no seguir ahondando más divisiones entre un bando y otro, rencillas políticas que solo hacen daño al muinicipio y se aleja del camino de paz que se quiere construir desde el alto gobierno”, puntualizó.