En una encuesta rápida, adelantada en la redacción de EL TABLOIDE, donde se preguntó por la ubicación geográfica del Lago Chillicote, todos coincidieron en afirmar que se encuentra en el barrio Sajonia, respuesta que no está alejada del imaginario popular, pero lo que pocos saben es que el humedal ícono de la Villa de Céspedes pertenece al barrio Las Acacias, un sector que va desde la calle 38 hasta 32 y en ese cuadrante desde la carrera 19 hasta la 21.

Desde hace varios años, esta área cuenta con una Junta de Acción Comunal y desde hace cuatro periodos está a cargo de Evert Antonio Arredondo, en calidad de presidente, liderando diferentes procesos a favor de los habitantes de esta zona urbana de Tuluá.
El lago es el símbolo
Por ende el mayor patrimonio y punto de referencia es el lago que lleva el nombre de una ciudad norteamericana con la cual alguna vez se sostuvo una hermandad y que surgió producto de las excavaciones que se hicieron para darle vida a la vía férrea. En ese orden de ideas la mayor preocupación que le asiste a Evert Antonio Arredondo, quien afirma es presidente, fiscal, tesorero y hasta vocal de la junta, pues los demás dignatarios hicieron mutis por el foro, no asumieron las responsabilidades, es el presente y futuro del humedal.

«Hace pocos días se nos socializó un proyecto de intervención que harán la alcaldía y la gobernación del Valle y sobre el papel se ve muy bonito, pero nos preocupa que otro diseño, que nos presentó la CVC, tiene marcadas diferencias con el socializado por la alcaldía», comenta el dirigente comunitario.

¿Qué es lo mejor del barrio y qué le cambiaría?
Para el dirigente comunal lo mejor del barrio Las Acacias, además de la gente, es la tranquilidad, lejos del ruido y con un espacio verde que brinda un aire de frescura. Por esa razón espera que se mantenga, tal cual, una vez intervengan el Lago Chillicote.
Algo que pide antes de la intervención del Lago Chillcote es que se adelante una poda de los árboles para mejorar la iluminación del sitio, pues las lámparas están ocultas entre las ramas. También cambiaría la costumbre, poco sana, que tienen algunas personas de llevar las mascotas a las zonas verdes y no recogen los excrementos, lo que afecta a todo el entorno.
También se hace necesario que la alcaldía de Tuluá asuma el control de los servicios sanitarios que existen en el lago y que la junta comunal acondicionó en el sector de la media torta, hace varios años pero se encuentran cerrados.
Por lo demás, Las Acacias es una bendición por su ubicación y su entorno natural.
Añade que lo más importante es que se intervenga el lago, se adecúen los senderos, se haga mantenimiento al componente arbóreo y se ejerza control, pues hay una zona que está en poder de consumidores de alucinógenos y, aunque hay un decreto que lo prohíbe, la pesca cada vez es más frecuente en el lugar.
Problemas viales
Pero la única preocupación no es solamente el futuro del espejo de agua, también hay falencias en materia vial, pues las vías del barrio Las Acacias son de las más antiguas de Tuluá y hace rato ameritan intervención. «Lo que espero es que la alcaldía que, por estos días está aplicando topping a diferentes calles, tenga en cuenta a Las Acacias y Sajonia, donde los huecos aumentan».
Las Acacias, como el 90% de los barrios tulueños también reclama que se haga la señalización vial la cual es inexistente, lo que pone en riesgo la integridad conductores y peatones, máxime si se tiene en cuenta que sobre la carrera 21 muchos giran a gran velocidad. También le solicitan a la alcaldía del ingeniero Gustavo Vélez que se apersone de la situación del CAI, el cual presenta un deterioro notable.
“Desde hace varios años la junta comunal es la encargada de hacerle mantenimiento a las instalaciones y de sus áreas verdes e incluso en Navidad somos los responsables de adornarlo» comenta el dirigente.