Hasta hace uno años atrás el barrio Farfán empezaba en la cruz instalada, por misioneros católicos hace varias décadas, en la calle 25 con carrera 3ª y terminaba en el aeropuerto Heriberto Gil Martínez, solo que en esa época estaba rodeado por cultivos de millo, soya, maíz y frutales. En esos mismos predios, que antes eran plantaciones verdes y floridas, hoy se levantan barrios como Nuevo Farfán, Las Nieves, Villa del Lago, Limonar, Villa Liliana, entre otros, dejando a este tradicional sector enmarcado por cuatro manzanas que van desde la citada cruz a la virgen y de allí hasta la cancha de fútbol, la única que sobrevive de las siete que existían.
En la actualidad el tradicional barrio que, según cuentas de algunos moradores, está cercano a los 100 años de fundación, está presidido por el exfutbolista profesional Juan Gabriel Cuero, quien nació y creció en este sector occidental de Tuluá, y hoy se siente orgulloso de liderar un organismo que le apuesta a los niños y su bienestar.
En diálogo con EL TABLOIDE, el dirigente comunitario destacó que el suyo es un barrio que está integrado por gente buena, trabajadora y solidaria, dispuesta siempre al servicio. “Yo nací acá y me crié en sus calles y he visto como se ha transformado gracias a la expansión de esta zona occidental y en pocos años nos vimos rodeados de barios que hoy le dan vida a la comuna siete”, precisa Cuero.
¿Qué es lo mejor y qué le cambiaría al barrio?
Es un barrio que es patrimonio de Tuluá, pues sin temor a equivocarme es uno de los más antiguos de la Villa de Céspedes.
Hoy tenemos una escuela de fútbol Corazón del Valle con profesionales como Alex el “Yumbo” Sinisterra y John Jairo Quiñones, quienes le aportan a los niños y niñas sus experiencias y muchos de ellos han cambiado su vida a partir de la práctica deportiva.
Le cambiaría el tema de los animales, pues muchos de ellos son dejados por sus amos a la deriva y causan daños y ponen en riesgo la integridad de las personas.
Hay necesidades
Destaca que el Farfán es un barrio que posee la totalidad de los servicios públicos y hoy solo les queda la carrera 2ª por pavimento. “La verdad no sabemos por qué esta vía no se ha pavimentado y lo que nos dicen es que la empresa Centroaguas tiene que invertir el sistema de alcantarillado, pero no ha sido posible”, explica el dirigente, quien espera que haga realidad en los meses venideros.
Faltan señales
Como pasa en la inmensa mayoría de los barrios de la Villa de Céspedes, esta comunidad también carece de señalización en sus vías y de manera especial en la carrera 3ª, una vía que se pavimentó a cero costo para la comunidad y que se ha convertido en una vía rápida y peligrosa, especialmente para los niños que llegan a jugar al fútbol en ese sector.
La cancha es la prioridad
Cuando se habla de Farfán, los amantes del fútbol se remontan a Siete Canchas, un gran espacio verde donde los fines de semana era el punto de encuentro de familias que llegaban de todos los rincones de Tuluá e incluso del Valle del Cauca para gozar de los campeonatos. De ese gran complejo deportivo solo queda una cancha, la misma que hoy la comunidad espera conservar, pues es el único campo deportivo con el que cuentan y que sirve a cerca de 400 niños y niñas que ven en el fútbol una puerta de escape a la pobreza. “Yo vengo del fútbol y a él le debo todo lo que tengo y los niños merecen incluso que esta cancha sea mejorada”, puntualiza el dirigente.