El sitio se convirtió en un foco de malos olores, contaminación y dormitorio de personas en situación de calle y, además, ha sufrido el vandalismo hasta el punto que la cablería del sistema eléctrico y otros accesorios, prácticamente desaparecieron.
Aunque han sido insistentes los llamados a la Policía Nacional y a la Secretaría de Gobierno, nadie toma cartas en el asunto y la situación empeora cada día más. Cabe destacar que el sitio está a poco metros de la biblioteca pública hasta donde llegan los malos olores. ¿Quién le pondrá atención a esa queja? es la pregunta que se hacen los usuarios.