La pérdida del gusto y el olfato a causa del coronavirus es un síntoma que aunque no es muy común en esta enfermedad, sí ha afectado a cerca del 6 % de los pacientes positivos; de estos, el 88,8 % dejaron de percibir todos los sabores: amargo, dulce y salado.
Así lo revela la doctora Alejandra Peláez, fonoaudióloga del Hospital Universitario de la Universidad Nacional de Colombia, enfatizando en que además de estos ejercicios se debe incluir la hidratación para ayudar a identificar los sabores, pues estudios revelan que estos hacen una mezcla con la salivación que desencadena el gusto.
Señala además que cuando la presencia de covid -19 se manifiesta únicamente con la pérdida del gusto y el olfato, algunos estudios describen que el paciente los puede recuperar después de ocho a nueve días, aunque se han reportado casos de pérdida más prolongada.
“Lo que he visto en mis pacientes con pérdida de gusto y olfato es mucha ansiedad, por lo que dicen que si no les sabe a nada para qué van a comer, y optan por no hacerlo”.
Tratamiento de rehabilitación
“Cuando la única queja secundaria de un paciente es la pérdida del gusto, hacemos una intervención basada en todas las entradas sensitivas para rehabilitarlas, empezando con tareas olfativas sin entrada visual, luego incluyendo la vista y haciendo una reeducación del sabor de los alimentos”, señala la especialista.
Agrega que esta es una tarea que implica concentración, y conciencia, pues el gusto no se recupera de un momento a otro y requiere de un proceso de rehabilitación constante.
Algunas personas han quedado con secuelas, pues aunque recuperan la mayoría de los sabores les queda un sabor desagradable hacia ciertos alimentos; sin embargo esta sensación se va pasando con el tiempo.
La duración de esa etapa depende de si la pérdida de gusto y olfato fue el único síntoma, si está acompañado de otras dificultades respiratorias, por alergias, o si el paciente tiene más comorbilidades, o pérdida de salivación, lo que lleva a más tiempo.
“Personalmente he visto cambios desde la primera sesión, en la cual hemos tardado entre una o dos semanas para que el paciente empiece a notar cambios y a hacer más automática la conciencia del sabor de los alimentos”, subraya la especialista.