El atacante, quien se encuentra identificado gracias a las cámaras de seguridad, pertenece a la barra Barón Rojo Sur. En el momento del ataque, desde la parte alta de la tribuna sur, disparó un artefacto pirotécnico, conocido como “tatuco”, contra los uniformados que intentaban restablecer el orden en medio de los violentos hechos que se desataron en el minuto 85 del partido.
Tras la invasión de la cancha por parte de los hinchas, varios de ellos comenzaron a lanzar objetos contundentes, como sillas y baterías sanitarias, con la intención de agredir tanto a jugadores como a policías. La situación dejó al menos ocho policías heridos —tres de ellos de gravedad— y más de una veintena de aficionados afectados.
Aunque inicialmente el alcalde de Cali, Alejandro Eder, ofreció una recompensa de hasta 30 millones de pesos por información sobre los responsables de los disturbios, el coronel Germán Manrique, subcomandante de la Policía Metropolitana de Cali, confirmó que la recompensa de 50 millones de pesos está destinada exclusivamente para dar con el paradero del hincha que atacó con el artefacto pirotécnico.
“Se ha dado apertura a una noticia criminal para que los causantes de estos desmanes puedan responder ante la justicia tanto por los daños a las instalaciones del estadio como por las lesiones a nuestros uniformados y a los vehículos institucionales”, señaló el coronel Manrique.
Hasta el momento, las autoridades no han logrado capturar a ninguno de los responsables de los hechos violentos. En paralelo, se espera que la Dimayor y la Comisión Local del Fútbol tomen decisiones sobre las sanciones que se aplicarán en relación con el uso del estadio Pascual Guerrero para futuros eventos.
Este lamentable episodio ha dejado al descubierto la creciente preocupación por la violencia en el fútbol colombiano, y se espera que las autoridades intensifiquen los esfuerzos para garantizar la seguridad tanto de los jugadores como de los asistentes a los partidos.