Como nos cambian las cosas y cuan tan vertiginosamente.
El auge de la candidatura de la señora Harris a la presidencia de los Estados Unidos casi que ha volteado las tortas en todos los sentidos.
Trump se sentía cómodo despotricando contra el viejito chuchumeco, explotando inmisericordemente las metidas de pata que por mala memoria o pérdida momentánea de conciencia tenía el presidente Biden durante la campaña, más aún, en el mismo ejercicio de sus funciones como primer mandatario.
Y como el estilo rígido y lejano del curtido político que todavía dejan que ejerza la presidencia de los Estados Unidos no alcanzaba ni a digerir ni a ser tan veloz al responder los ataques virulentos, groseros y mentirosos de Trump, la campaña gringa tenía casi por seguro ganador al dueño de Mar en Lago.
Pero al Biden imponer a Kamala como candidata se despertó un sentimiento de solidaridad y en los pocos días que lleva pasó a encabezar las encuestas y a conseguir dinero a borbotones de los ricos donantes del partido Demócrata.
Y lo increíble es que ella resultó enérgica afrontando a Trump desde su posición de curtida fiscal municipal y del estado de California, colocando a Trump en su sitio de abusador , de reo condenado por delitos desagradables y de procesado por otros peores.
Todos sabíamos que Trump lo es plenamente ,pero Biden no era capaz de decirselo.La vida cambia y quien aparece en menos de un mes como el viejito despistado y diciendo pendejadas es ahora Trump.
Como tal, en su desespero, ante el vuelco de la realidad, ha resuelto atacar a la candidata demócrata por ser mujer, por ser negra o por ser descendiente de indios, lo que lo hace ver muy pero muy mal, casi que chocheando.
El viejito ahora es Trump.
El fácilmente derrotable es ahora Trump y la angustia está puesta para los blancos racistas gringos en una negra hija de inmigrantes.