“Si no tienes nada bueno por decir, entonces mejor mantén en silencio”, dice un viejo dicho oriental. A veces como columnistas de opinión independiente nos faltan las palabras para explicar lo que sentimos ante tanta desazón, así los argumentos sean muchos. Acto seguido y como pocas cosas positivas hay por comentar, empecemos por resaltar el trabajo arduo, incansable y valiente de nuestros médicos, enfermeras, camilleros y empleados en general del sector salud, quienes anteponen sus propias vidas y las de sus familias por salvar las de miles de enfermos que hoy desfilan por clínicas y hospitales en búsqueda de la cura para el letal virus, esos mismos que ayer irresponsablemente lo retaban y decían que solo era una cortina de humo para tapar la corrupción contra el Gobierno.
Es que el ser humano cada día sorprende más con sus afirmaciones y decisiones erradas, carentes de todo argumento real en un mundo cada día más globalista y dizque progresista, donde ya vamos en la disyuntiva entre unos que luchan por conseguir salud y otros que la desperdician y la retan, donde hay millones de seres humanos que padecen hambre y otros millones que botan toneladas de alimentos sobrantes y peor aún unos que se duelen hasta la ira por la muerte de un animal con fines alimentarios pero ellos mismos apoyan y celebran la muerte de un ser humano a manos de unas féminas irresponsables y carentes de respeto por el milagro de la vida.
Es que definitivamente somos una raza en la cual abundan condiciones, pero a la vez se carece de inteligencia, solidaridad y humanidad. Falta ver qué nuevas cosas se nos vienen pues nada bueno se puede esperar de esta sociedad. Por ahora hacemos votos para que la muerte no toque a nuestra casa y que poco a poco las familias vayan recuperando la esperanza de mejorar su salud mental, física y su economía. Ojalá esto pase rápido, la vacuna sea efectiva y nuestros gobernantes actúen con altura porque el reto es recuperar la economía, porque sin ella no hay futuro.
Así que ya que no hay mucho por celebrar por lo menos mantengamos la esperanza y alcemos la voz como un todo contra aquellos que piensen hacer política con la pandemia. El 2021 no puede ser el año donde estos demagogos de la política local y nacional ya no ofrezcan tejas y tamal, sino una vacuna por cada voto. A denunciar cualquier irregularidad, estaremos alerta. Había que decirlo, así no sea bueno escucharlo.