En un mundo en crisis, territorios que han luchado por su derecho a la autonomía y a la dignidad de sus decisiones, resienten con mayor ímpetu la grave pérdida de sus reservas económicas, conduciéndolos a una desesperada resistencia a las plagas que atentan contra su sobrevivencia.
Es el caso de Cuba, más si a ese fenómeno global, sumamos el afrontar un bloqueo, económico, tecnológico y de suministros energéticos básicos, infame.
Es cierto que se han cometido errores y que la tozudez de la Dirección Política cubana, en negarse a reformar la línea estalinista por una organización más cercana a la social democracia, lo que hace es reforzar la falacia de los dueños de la economía mundial y propagada por sus agentes de derecha, de que cualquier sistema diferente al capitalismo lleva a quienes lo impulsen o acojan, al despojo y a la miseria.
Lo que puedo percibir, de esta segunda visita a tierras cubanas, es que a pesar de las innumerables dificultades económicas por las que atraviesa la isla, la fortaleza de sus habitantes para superar los inconvenientes del día a día, no se reciente y tiene en sus numerosos y activos grupos de creadores, narradores, músicos, poetas, pintores, cineastas, para citar algunos, un cimentado apoyo en la capacidad de hombres y mujeres cubanos de salir adelante bajo los postulados de Antonio Macedo, Máximo Gómez y en especial de José Martí, que fueron los que alimentaron el Movimiento 26 de Julio.
Por eso es imprescindible agradecer a Sinecio Nerdacia Díaz, Yanelys Encinosa Cabrera y Alejandra Ferrer Cairo, como Comité Organizador, y a sus Colaboradores: Daniel Duarte, Jorga García, Luis Enrique Mirambert, Reynaldo Saldívar, Onel Pérez y Leonardo Soler, por entregar al mundo estos diez días de poesía y literatura, en eventos como la 32 Feria del Libro de La Habana, el VII Encuentro Internacional de promotores de Poesía y el XIII Encuentro de Jóvenes Escritores de Iberoamérica.