Desde los tiempos de Descartes, los estudios sobre la estructura del hombre, refieren que éste consta de mente y cuerpo.
Por supuesto, esta afirmación se ha sostenido a través de los años y ha servido de base para estudios sobre otras aristas del ser humano. Sin embargo, investigaciones más recientes como las del pensador francés Edgar Morin, establecen que además de los dos componentes antes enunciados, el hombre está compuesto por dimensiones de tipo social, afectivo, mágico e incluso espiritual.
Estos hallazgos profundizan la dificultad de determinar comparti-mentos precisos sobre la composición del hombre. Además, los trabajos de Morin demuestran que la parte física y la cognitiva no bastan para hacer una aproximación adecuada del comportamiento humano.
De manera adicional, dichos trabajos estimulan la continuación de investigaciones sobre temas como actitud, autoestima, empatía, motivación, comportamiento, entre otros aspectos.
Por cuestiones de espacio, presento a continuación algunas consideraciones sobre el último punto, tema que se ha presentado en algunas emisiones de los noticieros televisivos, mediante la difusión de escenas de riñas en distintos escenarios, motivadas por nonadas. Por ejemplo, viene a mi memoria el deceso de un joven que accidentalmente pisó a un ciudadano cuando abordaba un medio de transporte; este último reaccionó con un puñal, ocasionando el hecho descrito.
Situaciones como estas abundan; así, dichos noticieros reportan también discusiones entre conductores de vehículos de diferente capacidad por no ceder el paso de manera oportuna, o peleas entre parejas o entre familiares o amigos.
Estos eventos, en muchos casos generan lesiones físicas graves o incluso la pérdida de la misma vida. Se podría decir que estos hechos se deben a un deficiente tratamiento de la inteligencia emocional, que autores como Goleman la entienden como la habilidad de entender nuestras emociones y las del otro para administrar de manera adecuada las relaciones interpersonales.
Esta capacidad llevaría a pactar consensos o a aceptar diferencias de manera pacífica. Después de todo, nuestra estancia terrenal es muy corta como para gastarla o perderla por trivialidades. Por ello, esta inteligencia debería ser objeto de estudio en las instituciones educativas. Si ya lo es, se trata de un buen proyecto. En caso contrario, se han procurar espacios para su estudio en beneficio de la existencia humana.