Como dicen las abuelas “de por Dios… vacúnate mijo”.
Urge que todos nos vacunemos, el no hacerlo por simple desobediencia o llevar la contraria, nos condenaría como sociedad al calificativo de necios sin causa.
El anuncio del inicio del plan de vacunación debe ser motivo de felicidad y ante todo de esperanza por volver poco a poco a la normalización de la vida, donde podamos recomponer las finanzas, continuar con nuestras metas y soñar con un futuro cercano un poco mejor del que podríamos tener si este virus continúa cobrando la vida de nuestros seres queridos.
No importa cuál vacuna nos toque ni en la fase que quedemos inscritos para recibirla, pues debemos entender que hay unas prioridades ya planeadas dónde prima atender a los grupos poblacionales de acuerdo a la edad, al riesgo por enfermedades crónicas y a la población sensible.
Deberíamos entender que mejor no ha podido manejar está situación el Gobierno de Iván Duque y que aunque hay falencias, es de aplaudir la forma clara y transparente como el ministro de Salud, el doctor Ruiz, ha sabido timonear la situación a pesar de un alto endeudamiento, la situación de orden público, la inmigración descontrolada de ciudadanos venezolanos y los ataques miserables de un gran sector de la política colombiana que cree que torpedeando, saboteando y deseando lo peor es como van a ganar las próximas elecciones.
Creo que se van a llevar una sorpresa pues ya pocos les comen cuento.
Así que a cumplir con el plan de vacunación, es un ¡gana gana!, del cual no debemos privarnos por el bien de toda Colombia.
Lo cierto es que no solo debemos buscar el antídoto contra este mortal virus, también debemos buscarlo para cada día dejar a un lado la indiferencia, la amargura y la falta de objetividad, creyendo que el problema de todos nuestros males es culpa de un Gobierno “opresor”, cuando en Colombia, gracias a una imperfecta Constitución hecha a la medida del corrupto, gozamos de más derechos que deberes, donde el opresor a veces es el pueblo que exige y exige sin dar lo mejor de si.
Asumamos nuestros retos que de seguro la vacuna contra el virus COVID-19 va a ser mejor de lo que pensamos y quien se la vaya aplicando seguramente podrá alcanzar la salud mental necesaria para volver a empezar en cada una de las actividades productivas del país y quizás más adelante con cabeza fría pueda reconocer que fue la mejor idea.