En una columna anterior escribí que “después de la tormenta llega la calma”, afirmación que cobra fuerza ahora que ha iniciado el proceso de vacunación en los diferentes países del mundo, incluido, desde luego, el nuestro.
La vacuna se vislumbra como la panacea que nos ha de liberar del flagelo que nos ha fustigado durante más de un año y que nos ha de retornar la calma para volver a la ansiada normalidad. Esta aserción no tiene discusión. No obstante lo anterior, preocupa enterarse por los noticieros de televisión y por internet, sobre el irrespeto de los turnos asignados para la aplicación del fármaco.
Así en internet, en una columna de la revista Semana, titulada La vacunación no escapa a los escándalos en América Latina, se reporta que en Chile, Argentina y Perú se han denunciado los casos más graves relacionados con la mencionada vacunación, puesto que en dichos países, decenas de personas no han acatado los turnos asignados para la inoculación; esto debido a que algunos gobernantes de turno han entregado el biológico a amigos, familiares y funcionarios públicos para que se adelanten este proceso. Hechos como estos le costaron la renuncia al ministro de Salud de la Argentina.
En todo caso, según la referida columna, se han “colado” miles de personas en este proceso, impidiendo de este modo, que personas con mayor riesgo de contraer el virus se beneficien de manera oportuna del fármaco. Se podría decir, incluso, que estos abusos de poder pueden comprometer la misma vida de ciudadanos de la tercera edad, por ejemplo. Valga decir que la llegada del remedio a las Américas no debe ser un motivo de exhibición y de poder, manifestaciones a las que estamos acostumbrados en esta región del mundo. Por ello, se hace un llamado a la sensatez, a la observancia de valores como la solidaridad y el respeto y a demostrar calma y paciencia, puesto que según las agendas oficiales, todos los habitantes del planeta tierra serán beneficiados con la vacuna antiCovid.