Soñábamos con construir, diseñar, aliviar a los enfermos, solucionar situaciones jurídicas.
Muchos logramos cumplir esos sueños, otros en cambio, lograron alcanzar otras metas que los han llevado a ser grandes profesionales y hombres y mujeres de bien que con su trabajo y esfuerzo han construido un nuevo país.
Pero, los tiempos han cambiado de una manera impresionante; y la tecnología ha cambiado la mentalidad de nuestros jóvenes de manera radical.
De acuerdo con un estudio reciente realizado en diversos países de América Latina, en los cuales, lógicamente está Colombia, ya hoy los jóvenes no quieren ninguna de estas profesiones, quieren ser “influencer”.
Esto nos lleva a pensar varias cosas. En primer lugar, la necesidad que tienen nuestros jóvenes de ser escuchados, de sentirse importantes, de sentir que alguien los necesita.
Hoy mas que nunca tenemos que abrir espacios para que nuestros muchachos expresen sus ideas, se comuniquen de manera efectiva con sus padres, docentes, y adultos que los orienten y los lleven a descubrir sus valores, capacidades y cualidades.
En segundo lugar, es necesario que, como adultos, en espacios de diálogo con nuestros jóvenes, los motivemos en la construcción de verdaderos proyectos de vida en los cuales descubran que el estudio, la investigación, la lectura, les llevará seguramente a sentirse realizados y en la construcción de un modelo que les lleve a ser felices.
Por último, tenemos un gran compromiso como sociedad de crear espacios de orientación, de análisis y de trabajo con los jóvenes que les ayude a sentir que la sociedad, en lugar de necesitar influencer, necesita hombres y mujeres que todos los días nos construyan una sociedad justa, moderna y llena de posibilidades.