Como era de esperarse, el solo anuncio generó revuelo en las calles y las opiniones se dividieron, pues si hay algo que polariza es el llamado deporte de las multitudes.
Entre las muchas razones que se esgrimen para trastear con una institución con más de 60 años de creada y con tres décadas de presencia en la gran carpa del fútbol nacional, es que las directivas encontraron en la llamada Capital Industrial de Colombia, un alcalde amigo del deporte y que le quiere apostar a un proyecto de expansión deportiva donde encajaría el onceno que un día soñaron y ayudaron a crear don Alfonso Parra, junto a otros tulueños de trayectoria y abolengo cívico.
La verdad es que para EL TABLOIDE, casa periodística que desde siempre ha acompañado a Cortuluá, en los dolorosos y los gloriosos, el solo anuncio de querer llevarse a un equipo que, de alguna manera, es considerado patrimonio de la ciudad y la región es una afrenta y una muestra de ingratitud total con una afición que, aunque poca, siempre ha llegado a las graderías del estadio 12 de Octubre, su casa natural.
No queremos pensar que esta alharaca que han armado los directivos del Equipo Sentimiento, sea hoy una cortina de humo para ocultar el tremendo y horroroso fracaso en lo deportivo, con una de las campañas más paupérrimas de su historia reciente y que como se avizoraba desde un principio terminó con el descenso a la categoría B para el 2023.
Es absurdo que se diga o sugiera que la debacle en lo futbolístico se debió a los problemas estructurales del estadio 12 de Octubre en temas como la iluminación, pues los partidos se jugaron a las 2 de la tarde y los dirigidos por Manuel Suárez, César Torres y el sacrificado Fernando Velasco nunca sacaron provecho de factores como el clima y terminaron perdiendo puntos claves con rivales directos e, incluso, provenientes de la altura.
Tampoco compartimos que los directivos de la escuadra tulueña, digan o insinúen que durante tres décadas la municipalidad los ha dejado solos, pues eso sería desconocer que en la alcaldía de Aymer Arango Murillo, en concurso con la gobernación de la época y haciendo una inversión millonaria para esas calendas, levantaron la tribuna occidental del Estadio Doce de Octubre y que los siguientes mandatarios de turno algo aportaron para hacerlo funcional y que cumpliera con las normas que exige la Dimayor.
Incluso, el gobierno departamental, en cabeza de Dilian Francisca Toro, renovó al final de su mandato la grama y estamos seguros que Clara Luz Roldán y el alcalde John Jairo Gómez Aguirre honrarán su palabra y entregarán un escenarío con la iluminación exigida por el canal de televisión para la transmisión de fútbol profesional.
Así las cosas y sin apartarnos de la premisa real que Cortuluá es una empresa privada y que sus dueños pueden hacer lo que quieran con ella, no deja de parecernos una desfachatez que hoy amenacen con llevarse al equipo profesional, contrariando Nacho Martán su férrea posición asumida cuando otros clubes de la B y la A se portaban como nómadas yendo de una ciudad a otra.
Si se va Cortuluá de su tierra natural se hará sin duda acreedor al trofeo a la ingratitud, pues le da la espalda a un pueblo que a su modo aprendió a amarlo, que vibró con su primer ascenso, que gritó y lloró con el paso a Copa Libertadores y que estoicamente ha vivido los momentos amargos de sus descensos.