Ante la posibilidad de que Tite, el señor X, sea el sucesor de Reinaldo Rueda para dirigir a la selección Colombia en su recambio generacional y clasificación al próximo mundial, se podría pensar que por fin se está pensando en un proyecto serio, no solo para clasificar a un mundial de fútbol, sino para superar lo que logró Pékerman en su tiempo con dos mundiales seguidos en los que posicionó a la misma en el top 10 de las mejores del mundo por casi una década.
Esto, si se tiene en cuenta desde el momento inicial en la que la selección nacional entró en el ranking mundial FIFA/Coca-Cola.
Y es que ante los grandes logros que hoy están alcanzando los jugadores actuales, no podrían merecer menos que un entrenador ganador, con aspiraciones serias y con deseos de ser realmente valorado por su efectividad en el campo y no tanto por su “Jogo Bonito”.
La selección Colombia necesita efectividad, eso es lo que le ha hecho falta en los últimos años y es la razón principal por la cual los mejores jugadores de nuestro país se quedaron por fuera de la cita orbital.
Que no haya lugar a dudas de que los colombianos tienen talento para el fútbol; hoy la mayoría están en equipos de élite en otros continentes y ganando copas, la cantera colombiana es una de las más apetecidas y se halla entre las 10 que más exportan jugadores.
Contratar a un Tite o alguien con ese tipo de características, aunque cueste, en la era de la postpandemia y reactivación económica global para dirigir a la plantilla de mayores, bien vale la pena; pues seguramente le pondría el toque de profesionalismo que atraiga grandes patrocinadores e hinchada a los estadios a donde quiera que vaya.