Las celebraciones decembrinas y las de inicio de año nuevo, constituyen un motivo especial para que familiares y amigos se reúnan en sus hogares y compartan estas tradiciones, que se observan en diferentes países del mundo donde se profesa la religión católica.
En estos encuentros, por lo general, el licor se ingiere como un estimulante para intensificar la sensibilidad y las emociones, que provocan estas festividades. Se hace alusión aquí a su uso moderado, puesto que un trago para hacer un brindis, por ejemplo, se antoja adecuado; sin embargo, una lectura más detenida de lo dicho y la experiencia han mostrado que, muchas personas abusan de la ingesta de licor, hecho que los lleva a provocar riñas o accidentes de tránsito que, las más de las veces ocasionan daños irreparables.
Si a esto se agrega el mal uso que los adultos, en ocasiones, bajo los efectos del alcohol hacen de la pólvora, este escenario se vuelve dramático. No en vano, los noticieros televisivos reportan cada año las cifras de quemados con pólvora, guarismos que incluyen a niños inocentes, víctimas de la imprudencia de sus padres o de adultos irresponsables ¿Qué hacer entonces para disminuir o en el mejor de los casos, acabar con este flagelo? Sería aconsejable incrementar las campañas educativas, que se pueden adelantar en colegios, universidades, empresas y en lugares donde se concentren varios individuos. Estas actividades deben incluir conferencias, acompañadas de videos que muestren escenas reales, generadas por el problema descrito líneas atrás.
Los agentes de tránsito también pueden cumplir un rol importante, en cuanto a la prevención de siniestros se refiere. Ellos pueden conversar con los conductores y repartir plegables ilustrativos sobre estos temas y otros de interés, como la inobservancia de los límites de velocidad.
Se trataría de una labor más educativa, y menos punitiva, que sobrepasaría su función de revisar el kit de carretera para generar comparendos por los elementos que pudiesen faltar. En cuanto a la pólvora, ésta debe ser de buena calidad y ha de ser manipulada por expertos en lugares debidamente publicitados.
Con la modestia del caso, presento estas consideraciones con el único afán de aportar algunas sugerencias, que pueden servir para que estas fiestas tan importantes, se celebren con mucha alegría y tranquilidad.