El sábado 14 de septiembre, en la Asamblea Popular convocada por el gobierno en la Universidad Nacional, el presidente denunció un plan de la derecha para asesinarlo antes del mes de diciembre.
Según sus fuentes, volquetas cargadas de explosivos serían detonadas a su paso con el fin de eliminarlo físicamente.
La financiación y ejecución de dicho atentado sería obra de la mafia criolla en complicidad de la rabiosa oposición política. Dos días después, el Ejército de Liberación Nacional, ELN, hace estallar cilindros bomba lanzados desde una volqueta contra la base militar de Puerto Jordán, Arauca.
El resultado, dos uniformados muertos y veinticinco heridos. Lo que acaba en la práctica con el proceso de paz iniciado con esa guerrilla y les da vocería a sus fuerzas políticas, me refiero al Centro Democrático y Cambio Radical, para atacar a Petro, al que señalan como responsable de dicha acción criminal.
El senador Carlos Fernando Motoa, llegó a afirmar que Petro es responsable de dichos crímenes, pues muchas vidas se habrían podido salvar si no hubiera existido dicho proceso de paz. Hágame el favor.
Y si en el discurso del sábado 24, Petro señalaba las puñaladas traperas de la derecha, aquí tiene una contundente, propiciada por quienes dicen luchar por las reivindicaciones populares.
Lo que se confirma con este demencial proceder del ELN, es que los métodos de la irracionalidad son iguales de nefastos desde cualquier orilla de donde provengan, ya que solo buscan resultados sangrientos sin consideraciones distintas al número de víctimas que puedan mostrar como trofeo.
Tal vez si se hubiera escuchado la sabia voz de Joe Broderick, conocedor como pocos de los intersticios de los elenos, no se hubiera llegado a este inútil fracaso.
Pero nada, hay que seguir acompañando las propuestas de un gobierno que es tildado de loco, desde los negros pasillos de la insania.