Recular es la forma más absurda de hacer creer que se cambia de posición. Siempre se ha admitido que el éxito de cambiar es modificar para ir hacia adelante. En este gobierno, sin embargo, con la obsesión de demostrar que el cambio es evidente, están devolviendo al país a momentos que ya creía haber superado.
Y esas reculadas no se hacen como resultado de un estudio que valore lo que cuesta y lo que daña devolverse sino por puro capricho del gobernante o por los pésimos consejos de quienes dicen que le asesoran en la trastienda y a quienes las afiladas lenguas bogotanas ya han bautizado como “los verónicos” porque fueron nombrados o funcionan gracias al apoyo de la esposa del presidente Petro.
Pues a ellos, o de pronto hasta al mismo presidente, se le ocurrió que la centralización del sacrificio de ganado bovino o porcino era inconveniente y se dictó un decreto, afortunadamente confuso, para reabrir los mataderos municipales en pequeñas poblaciones. Con esa medida los adelantos higiénicos que se habían logrado se vienen abajo porque el sacrificio de animales vuelve a las épocas pretéritas.
Pero lo más grave es que vuelve a darle impulso al abigeato porque existiendo 300 o más mataderitos municipales, donde los controles no podrán darse, los ladrones de ganado vuelven a sus anchas y el robo graneado y la violencia que conlleva nos hará repetir el cuento de Rulfo que se inicia con la frase rotunda “..y me mató una vaca”.
Como de la misma manera nos retroceden aceleradamente a no recibir divisas por explotación y exportación de hidrocarburos. Y al mismo tiempo, para jodernos más, espantan la inversión extranjera y prefieren que importemos gas y gasolina y el 80% de la comida, me temo como provinciano fututo que soy, que ahora si, por culpa de los verónicos, vamos de culos para el estanco y no parece haber talanquera que nos detenga.