Las personas que tienen acceso a la plataforma de Netflix, habrán visto o al menos escuchado, sobre la serie ‘La primera vez’ ambientada en el año de 1973.
Entre algunas de sus reflexiones se destaca la maternidad deseada y el rol de la mujer dentro del desarrollo económico de la nación.
Precisamente, el día 22 de julio del año que calenda se ‘celebra’ el Día Internacional del Trabajo Doméstico, un día que busca dignificar el trabajo de las mujeres en el país, una actividad doméstica (cuidado de los hijos, aseo, preparación de alimentos, etc) que a un elevado porcentaje no se le reconoce, a diferencia de aquellas que resultan externamente remuneradas por esta labor; y a pesar del progresivo avance, la desigualdad de género en esta materia aún resulta algo retrograda, teniendo en cuenta además que el tiempo que destinan a estas actividades (en general tiempo completo a diferencia de los hombres) impide en la mayoría de los casos, que la mujer acceda a oportunidades de carácter laboral y educativo, incluso hace al menos 48 años un embarazo adolescente exiliaba a las jóvenes a abandonar sus estudios, violando, de cierta forma, el derecho a la educación.
Por su parte, es importante, considerar medidas para mejorar la situación, empezando por el reconocimiento de que estas actividades no deben estar directamente relacionadas con un rol impuesto desde hace un buen rato que contiene a ese porcentaje de mujeres en sus hogares, pues este tiene un impacto significativo (aunque suene banal), en la economía nacional.
Sin embargo, al parecer, no es suficiente porque aún perpetúa estructuras de poder y discriminación.
Y no es solo con las mujeres a las que no se remunera, sino también a aquellas a quienes se les paga y no tienen acceso a las garantías laborales que la ley exige, arriesgando su integridad.
Así pues, el verdadero progreso social requiere de la visibilidad y valoración de estas mujeres, invitando a justipreciar sobre el cómo contribuir a este conflicto.