Me gustaría pensar que si desde el inicio de la historia las mujeres hubiésemos sido tratadas en equidad con respecto a los hombres tal vez muchas situaciones se habrían desarrollado de forma diferente o tendrían un final distinto.
En lo personal no logro comprender cómo en algún momento a las mujeres se nos trató como objetos, no podíamos tomar nuestras propias decisiones, ni si quiera teníamos cédula, ni podíamos votar y ni hablar de participar activamente en política, tampoco se nos permitió leer, ni estudiar ni montar a caballo, etcétera. No lo comprendo porque cuando llegué ya se habían gestado muchas cosas, habían muerto muchas mujeres (y hombres) para que todo ello y más se nos permitiese hoy.
Hablar de los derechos sexuales y reproductivos es cosa de locos en un mundo donde se habla de guerra y de violencia a viva voz, pero del sexo ni se habla, por eso vulneran a nuestras niñas y niños con tanta facilidad. Nuestra sociedad tiene el sistema trocado, la moral trocada, las ‘buenas costumbres’ trocadas.
Un año atrás supe que tendría una niña y le dije, entre muchas cosas, que nunca permita que la maltraten ni que pase por encima de los demás, que vamos a luchar por las causas sociales y en especial las femeninas, que espero que el Estado y la sociedad algún día dejen de opinar sobre nuestros cuerpos; hoy les regalo estas palabras a las mujeres que las quieran recibir porque nunca es tarde para amarnos y reivindicarnos.
Si la historia fuera contada por mujeres muchas cosas serían distintas, tal vez no se organizarían tantas guerras ni invasiones con tanta facilidad porque entendemos el dolor que causan las armas y los abusos.
Nos urge además de contar la historia, crearla, reivindicar nuestro lugar en el mundo y sobre todo dejar de vernos como competencia, somos una red imparable porque cuando una la mujer sana, transforma su entorno. Mujeres, creámonos el papel y preparémonos para tomar el control de nuestras vidas y hacer historia.