Los científicos indican que la tierra cada día gira más rápido, millonésimas de segundos quizás, pero lo cierto e irrebatible es que cada día el tiempo alcanza para menos y se nos va la vida entre un cerrar y abrir de ojos.
Dicho lo anterior, podríamos decir que lo que está sucediendo en Colombia no es más que el resultado de ese aumento en la velocidad del planeta y con ello la velocidad fast track impuesta por el autodenominado Gobierno de la “Paz total y potencia de la vida”, aunque hasta ahora ni una cosa ni la otra.
Lo que sí hay que reconocer es la velocidad con que ha logrado impactar negativamente contra la confianza inversionista y esperanza de tener un país mejor y próspero.
Los desatinos son diarios y eso de que es por los nervios naturales de sus ministros o de que es por falta de paciencia de los opositores es pura dialéctica insulsa y mediocre que solo demuestra que se escogió mal y pagaremos por ello la consecuencia a nuestra dejadez y rebeldía mediática.
Por ahora solo esperar que el señor Presidente, ojalá aplique el freno a tanta mediocridad y falta de preparación de su equipo de Gobierno, porque lo que sí están generando vía fast track es un pánico económico y social que, de no pararlo, nos llevará en menos de un año a ser menos que Venezuela en cuanto a cifras de bienestar y supervivencia o, en su defecto, a una nueva guerra civil de proporciones nunca antes pensadas.
Juegan con fuego su MinSalud al pretender quebrar las EPS con el fin de imponer un nuevo modelo de salud, modelo fracasado en Argentina. Juega con fuego el MinDefensa al paralizar las operaciones Militares y de Policía contra el mayor flagelo que hemos tenido por décadas, flagelo que ha causado miles de muertos y víctimas en la historia.
Juega con fuego el mismo Presidente al legitimar a un dictador genocida y narcotraficante como lo es Nicolás Maduro, por quien nuestro mayor socio estratégico ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por su captura. Así que lo que sí va rápido es nuestra propia desgracia a cargo de unos políticos apátridas y desvergonzados.
Por eso nos queda la oportunidad de marchar y protestar de forma pacífica ahora que aún se puede y aún no se consolida y empodera a los temibles colectivos pro gobierno (100 mil jóvenes) y que aún hay militares y policías pro instituciones y democracia.
La tiranía no es buena señor Presidente y mucho menos de forma Fast track.
Nota: se vienen las locales; qué será mejor, apoyar a un viejo conocido o a un nuevo sin propuestas. Claro está que toca esperar a quién le dará el guiño la “doctora” de la “U”.