Punta Brava es una vereda del municipio de Yotoco, situada entre el rio Cauca y la carretera que de Buga lleva a Buenaventura. Allí nació y se crió el general Luis Emilio Cardozo, a quien acaban de nombrar Comandante del Ejército.
Su padre, don César, fue un eterno cultivador de maíz en el predio donde a más de su casa solariega levantó su familia. Habían llegado de Prado y se sentía orgullosamente tolimense pero se compenetró con el Valle y apoyado en los pocos réditos que daba por aquellas épocas sembrar pepas en las orillas del Cauca, levantó su familia y quien iba a ser el general de la república pudo estudiar su bachillerato en el Colegio Zadwasky de Yotoco, una institución muy reconocida en mi tierra vallecaucana por la estupenda banda de guerra con la que recorrieron muchos municipios aledaños consiguiendo aplausos y recuerdos gratos como el que yo guardo.
El general de Punta Brava, a quien no conozco personalmente, representa no solo a su estirpe regional sino que en él se concentran, por las circunstancias que rodean su nombramiento, varios hechos significativos. El primero que al reintegrarlo al servicio militar, de donde fuera purgado por el presidente Petro y su ministro, se está reconociendo tácitamente que el gobernante se equivocó al sacarlo.
El segundo, que después de los episodios generados por el defenestrado general Ospina, el presidente prefiere la serenidad del curtido y la humildad de quien aceptó su purga sin chistar.
Y tercero, que la conflictiva situación que se vive con el recrudecimiento de la guerra, el inminente golpe de opinión que darán pactando con el ELN y la declaración de no a la guerra de las organizaciones campesinas de izquierda, hecho público en Neiva hace tres dias, va a exigir del Ejército un replanteamiento, ahí si total, en su manera de mirar la guerra y de defender la vida, honra y bienes de los ciudadanos. Dura tarea para el general de Punta Brava.