En varios lugares de Estados Unidos, entre ellos: Utah, California, Florida, se está promoviendo la prohibición de los celulares en las escuelas.
Para tomar esta medida se aduce que dichos aparatos ocasionan efectos nocivos en el rendimiento académico y en la salud mental de los estudiantes.
En Colombia, los colegios asociados a Uncoli-Unión de colegios internacionales de Bogotá- empezaron a prohibir los celulares, relojes inteligentes y otros artefactos, durante la jornada escolar e incluso en las rutas escolares.
En otras ciudades como Barranquilla también se han anunciado medidas similares.
Estas disposiciones demuestran que existe una tendencia a limitar, por ahora, el uso del celular en las instituciones de educación primaria y media, a no ser que dicho uso sea concertado y aporte al desarrollo de las clases, advierte el MEN.
Por supuesto, no se puede desconocer que la invención del celular constituye un evento revolucionario. Sin duda, el tránsito de los grandes artefactos que se utilizaban para enviar mensajes de texto, comunicaciones inalámbricas de corto alcance…, a los teléfonos portátiles inteligentes, que pueden cumplir las funciones de una computadora y las señaladas líneas atrás, establece un punto histórico en el avance de la ciencia, de la tecnología y de la misma humanidad.
Sin embargo, como ocurre en la cotidianidad, las cosas se deben emplear en el momento apropiado para los fines pertinentes.
Esta reflexión me lleva a decir que, en efecto, como se anotó, utilizar el celular en los colegios obstruye el desempeño académico, aserción que se puede sostener también con el dicho popular que reza “no es posible atender a dos señores al mismo tiempo”.
Un punto adicional, algunos estudios indican que la excesiva manipulación de los móviles afecta los mismos procesos de pensamiento, dado que se reduce la lectura longitudinal que promueve tales procesos, y se la reemplaza por una sucinta lectura circular.