En la actualidad, estamos viendo, con profunda preocupación, la pésima tendencia a disminuir su uso, especialmente en ciudades intermedias, tales como Tuluá y Guadalajara de Buga, al parecer es una nueva modalidad desafiante ante las autoridades de Tránsito y de Policía, que parecen no enterarse del asunto, si tenemos en cuenta que en los municipios vecinos de baja población, todos los motociclistas circulan sin el debido casco protector y andan como “Pedro por su casa” y no existe otra explicación lógica ante tal desacierto, sino que a los alcaldes les “quedó grande” la aplicación de la ley al respecto, como también el creer, que en los pequeños poblados no se presentan accidentes con la misma frecuencia que en los grandes centros poblados y en las carreteras del país.
Y como una “manzana podrida, daña al resto en una canasta” vemos que el mal ejemplo se está introduciendo en las ciudades intermedias, lo que pone en estado de alerta a la ciudadanía en general y es urgente que las autoridades de Tránsito tomen cartas en el asunto, antes de que sea demasiado tarde.
Es calificada como nefasta, una cultura que se acrecienta cada día; la gente se incomoda con los comparendos, enfrenta a las autoridades de Tránsito, que son sujetos de insultos y hasta agresiones graves, lo cual no se compadece, con la sana intención de la normatividad, dirigida a la protección de la vida de todos los colombianos.
Se presentan miles de excusas que aducen los motociclistas para no llevar el casco, como el creer en el supuesto intrínseco de que “a mí no me pasa nada”, porque se conduce muy bien el aparato automotriz, como pensar que “todos” los agentes buscan “la liga” en el evento de vigilar el buen comportamiento y exigir los documentos debidamente legales, y hasta llegar al extremo de que el casco “incomoda” para conducir con resultados positivos y con la máxima seguridad.
Hace una semana escuchamos al Ministro de Transporte, que el gobierno prepara nuevas exigencias para la conducción de las motocicletas, ya que las existentes, tal pareciera que no han dado los resultados requeridos.
Es muy buena noticia, pero insistimos una y otra vez, en verificar, vigilar, hacer seguimiento, a esta nueva conducta que parece tomar alto vuelo, de no querer llevar el debido y reglamentario casco protector, especialmente en estas ciudades a que hacemos referencia y al mismo tiempo, poner en cintura, en los pequeños municipios, a toda persona que viole esta normatividad, porque estas motos no por transitar en pequeños pueblos, dejan de ser menos peligrosas y perturban necesariamente el bienestar de la gente que tiene el derecho a vivir en perfecta tranquilidad.
Es un nuevo reto que enfrentan las autoridades de tránsito, en donde no bastan las campañas educativas que, aunque necesarias, deben ir acompañadas de mano fuerte en la aplicación de la ley, porque el bienestar general, prima sobre el particular.