Así lo manifiesta el ahora filántropo multimillonario Bill Gates, quien recorre todos los países para alertar sobre esta segunda revolución tecnológica que cambiará en forma definitiva el modo de vivir, de aprendizaje, de viajar y de comunicarse y precisa la responsabilidad que tienen los gobiernos para vigilar sobre el buen manejo de esta tecnología, de lo contrario, podría abusarse de estos instrumentos para orientar negativamente a los usuarios y serios perjuicios ocasionarían para la convivencia y las relaciones sociales de la humanidad.
Los canales de comunicación que utilizan la inteligencia artificial podrán reemplazar a los profesores en las clases de lectura, escritura, creatividad, diseño gráfico, programación, contaduría, entre otros temas.
Según el estudio presentado por el señor Gates, los empleos que tendrían una alta compatibilidad con la última versión de la Inteligencia Artificial, serían los investigadores de mercados, encuestadores, escritores y autores, intérpretes, traductores o subtituladores, especialistas en relaciones públicas, matemáticos, contadores, analistas financieros, empleados de correspondencia, taquígrafos judiciales, correctores y marcadores de copia, analistas de noticias.
Es claro en advertir que los gobiernos deben legislar con rapidez sobre el uso de esta herramienta tecnológica para que además del buen uso, se convierta en un eje fundamental para la población más pobre de todos los países y no se quede solamente en el sector de los países más desarrollados.
Los estudiosos del tema indican que se abre un serio debate sobre la regulación a la que deben someterse los sistemas que utilizan la inteligencia artificial, puesto que su desarrollo debería ser entendido como el surgimiento de una nueva herramienta de trabajo y no un sustituto definitivo de la fuerza laboral.
De donde se desprende la urgente necesidad que todos los educadores dediquen gran parte de su tiempo al aprendizaje de este instrumento fundamental en la edad moderna para la transmisión de los conocimientos a los niños y niñas, especialmente a los pertenecientes a la población más pobre.
Si bien es cierto que en nuestro país existe la ley marco de la educación, que ha redundado en la ampliación de la cobertura y la construcción de mejores condiciones para los estudiantes, hace falta mucho por hacer en materia tecnológica, si a duras penas llegan los computadores a las regiones más apartadas del país.
Y principalmente es un llamado de alerta a los educadores para que propendan por su mejor preparación en las tecnologías para bien de esa inmensa mayoría de niños y niñas que están en sus manos y de donde depende el futuro del país en general.
Ojalá que las movilizaciones del próximo 1 de mayo sirvan para profundizar sobre este importante tema que atañe a toda la sociedad, se busque el bien común y pensando siempre en fortalecer el sistema educativo que repercute en la convivencia pacífica del pueblo.