Si los bugueños tienen al Señor de los Milagros, los tulueños tenemos nuestra Feria Exposición” opinan la mayoría de los empresarios, expresión que resume en esencia lo que este certamen representa para los nacidos en esta tierra y por el que aguardamos un año entero, porque es la excusa perfecta para regresar a la patria chica, reencontrarse con los amigos y para otros representa la posibilidad de mejorar sus ingresos, pues a su alrededor se reactiva la economía gracias a la multiplicidad de oportunidades que ofrece.
Y es que de acuerdo con los datos del Centro de Historia, desde 1954, cuando el mayor Asdrúbal Romero Escobar, quien por esas calendas fungía como alcalde de la Villa de Céspedes, creó la Junta de Ferias y Exposiciones y le encomendó a Manuel Victoria Rojas la tarea de organizarla, solo la pandemia del Covid 19 había logrado frenarla en seco, recordando que durante los 67 años de historia, Tuluá ha afrontado infinidad de dificultades de orden público pero ninguno de ellos hizo que se aplazaran o cancelaran, pues siempre hemos tenido la concepción que durante estos días de jolgorio y carnaval no pasa nada, pareciera que el mal y sus auspiciadores entraran en modo Feria y pausaran su accionar delictivo.
Por esa razón, la determinación del alcalde Gustavo Vélez y el presidente Jorge Andrade de cancelar la versión del 2024, argumentando la delicada situación de orden público tras la arremetida de la banda delincuencial de La Oficina o La Inmaculada generó diferentes reacciones entre quienes apoyan la decisión y los que la consideran apresurada y deja el mensaje tal como lo dijera el representante a la Cámara Duvalier Sánchez, en un reciente debate en esa célula legislativa, el municipio y sus gentes están a la merced de los delincuentes a pesar de los constantes operativos, las capturas y desmantelamientos de los puntos de mercadeo y expendio de los alucinógenos, combustible que junto a la extorsión, alimentan esa máquina de guerra.
La decisión de cancelar la Feria 67 de los tulueños, además de ser un golpe a la institucionalidad, abre un boquete adicional a la ya menguada economía de centenares de personas que esperan los días de junio para despegar aguja bien sea como expositores en el Manuel Victoria Rojas o en la parte externa como vendedores de todo tipo de productos, taxistas, hoteles, restaurantes, medios de comunicación entre otros sectores que a esta hora deben estar pensando en qué hacer para afrontar el hueco que sin duda se reflejará en los libros de contabilidad.
Ante este doloroso panorama, resulta plausible la postura de la gobernadora Dilian Francisca Toro, quien, tras conocer la decisión del alcalde Vélez, anunció la entrega de incentivos para que los expositores que se quedaron sin feria, puedan llevar sus muestras a los certámenes de Buga y Palmira; además de ordenar a la Industria de Licores del Valle para que le abra espacio en los eventos que patrocina en la región a los artistas de Tuluá como un paliativo en medio de la crisis que se vislumbra en el horizonte.
Esa posición de la mandataria seccional podría adoptarse por parte del ejecutivo tulueño y tenderle un puente de esperanza a quienes sentirán en carne propia la cancelación de la Feria, la que orgullosamente bautizamos como la mejor de Colombia y que es el símbolo del progreso y alegría del pueblo tulueño.