El fuerte verano que actualmente azota gran parte del mundo y también nos toca, aunque en menor proporción, se convierte en un llamado de alerta para que se tomen las recomendaciones de los entes climáticos con la mayor responsabilidad posible y tomar conciencia de que el cambio climático es un hecho muy serio si se tiene en cuenta que ya la ONU dijo que habíamos entrado en la “ebullición global”.
Uno de los factores para tener en cuenta es el manejo de las basuras que la inmensa mayoría de la gente no atiende con las debidas precauciones que hacen las autoridades hasta ver con indignación la ausencia total por el respeto a la naturaleza y por supuesto a la vida misma.
Es horroroso apreciar la gran cantidad de deshechos arrojados a los ríos y demás afluentes, latas, colchones, elementos de uso doméstico inservibles, especialmente los escombros de toda clase de construcciones.
No deja de ser indignante, la ocupación desmedida de espacios públicos con las basuras, el reguero de las mismas que dejan los recicladores cuando adelantan su trabajo diario, el abuso de las personas que las dejan al lado de su vecino, la mala disposición en las bolsas respectivas. En otras palabras, existe una pésima costumbre con relación a este problema que es de todos, no hay cultura de aseo según las recomendaciones de los expertos. Y está comprobado que todo influye en el denominado cambio climático. Ya se rumora sobre la posibilidad de un racionamiento de agua y energía al mismo tiempo, lo que obligatoriamente cambia las perspectivas futuras y el comportamiento frente a este fenómeno climático y a tomar las precauciones necesarias frente al próximo fenómeno de La Niña, porque así como se presenta el fuerte verano, así también será el invierno que sigue y entonces veremos nuevas inundaciones, otras avalanchas, buen número de derrumbes, que por supuesto afectarán de todas maneras a la economía, especialmente la agrícola y finalmente a la gente.
La toma de conciencia es urgente, es el momento de exigir a las autoridades las mejores recomendaciones para hacerlas cumplir, nos estamos acercando al fuego y nadie quiere hacer caso, es llegada la hora de la responsabilidad y el estricto control en el cumplimiento de la ley, no podemos vivir como si eso del cambio climático no fuera de nuestra competencia y es a “otros” a quienes les afectara. Es el momento de más educación ambiental, más cultura ciudadana, intensificación de visitas a todas las instituciones educativas, inclusive una nueva formación vecinal, acerca del respeto y la convivencia, que se tenga en cuenta la imperiosa necesidad de cuidar la naturaleza, el buen manejo de los residuos desde los hogares, todo esto enmarcado en políticas de orden público, seguridad y excelente cobertura poblacional.
No es posible que continuemos en un altísimo grado de irresponsabilidad frente a la sequía, el invierno y sus consecuencias nefastas, es el momento de tomar en serio, como lo dijimos antes, las medidas cautelares, con el fin de evitar mayores catástrofes que pueden ser previsibles.
Ya vivimos la muerte lenta de los ríos, la disminución insospechada de sus caudales, así que dejemos de un lado la insensatez y trabajemos juntos por la salud, la vida y un futuro mejor.