El país terminó su fin de año en medio de la incertidumbre sobre lo que será el próximo, ya que la inseguridad extiende sus brazos por todos los rincones de la patria, mientras que la economía no avanza como se quisiera y el crecimiento es lento, pausado y con demasiadas interferencias en el camino, sea por el momento de violencia que se vive alrededor o por la expectativa que proviene de otros países, inclusive vecinos como la misma Venezuela, agregado a lo anterior, los cambios climáticos, que ni los mismos expertos acaban por explicarse con la suficiente claridad, por lo intempestivo y cambiante, con sus consecuencias fatales en la mayoría de los casos.
Es imposible crecer económicamente, en medio de la violencia, que por supuesto lo primero que transmite es inseguridad y propicia la fuga de capitales, aumenta los riesgos de la inversión extranjera, cuyos promotores, temen perder su esfuerzo y deseos de trabajar en función del servicio a la sociedad y la producción de bienes y servicios.
Atravesamos por una etapa muy compleja y difícil, dadas las informaciones que provienen del alto gobierno, como también de los sectores que hacen oposición al mismo, lo cual repercute en la actitud de la población en general que se encuentra en medio de las versiones contradictorias y en última instancia, se ve manipulado por los propietarios de las redes sociales para quedar finalmente sumido en la incertidumbre, el desasosiego y especialmente en la desconfianza.
La ausencia de liderazgo vallecaucano, aumenta el estado de zozobra que inunda los hogares en la región y se ha cumplido un año del cuatrenio de los alcaldes y los resultados hasta el momento son nulos y nos atrevemos a decir, que se encuentran solamente a la expectativa de los recursos que llegarán después de aprobarse el aumento en el sistema general de participaciones, que esperamos sean lo suficientemente generosos, para que los mandatarios locales puedan adelantar las obras que prometen con tanto entusiasmo en sus respectivas campañas electorales.
El Valle del Cauca, necesita de alcaldes que se “unten de pueblo”, que promuevan la unidad regional y salgan de sus encierros y propósitos individuales, para que busquen el bien colectivo de una vez por todas, porque el pueblo toma conciencia de las mentiras que se anuncian en campañas y la realidad que padecen en el día a día, y pierden la confianza en los dirigentes.
No vemos a corto plazo, programas y proyectos que valgan la pena, que coloquen la región en un lugar privilegiado de crecimiento y desarrollo económico y social, y nos preocupa que llega un año en donde la política va a primar sobre el trabajo en beneficio de la comunidad en general.
Y así, continuaremos dando palos de ciego, sin dar en el clavo de un acertado plan de desarrollo económico y social que favorezca a todos por igual, sin distinción de clases.
Es necesario líderes que trabajen por la unidad regional, auténticos, veraces y suficientemente preparados, para enfrentar los muchos retos que tiene la sociedad, hay que volver a la práctica de las buenas obras en el sector oficial, en donde la corrupción pase a la historia, para que la “plata rinda”, y no se queden en el bolsillo de los contratistas y comisionistas que solo tienen el interés de “ganar”, por todos los medios a su alcance.