El gobierno nacional tiene dos problemas graves por resolver de inmediato y son la pérdida de su credibilidad y la escalada de violencia que parece recrudecerse antes que disminuir y que frenan el crecimiento económico porque crean desconfianza inversionista y el confinamiento de la población más afectada.
Según las últimas estadísticas del DANE, el crecimiento para el segundo semestre se estima en un 2% que, unido a una inflación que disminuye lentamente como las tasas de interés que determina el Banco de la República, hacen preveer un mínimo de ascenso desarrollo económico, que aunque no se nota con vehemencia, permite el sostenimiento del país, si se mira con optimismo el futuro a corto, mediano y largo plazo, si se tiene en cuenta que Colombia, es uno de los pocos países latinoamericanos que han manejado con cautela y cumplimiento la deuda externa con la banca internacional.
Con el anuncio del presidente Petro, sobre la posibilidad de una Asamblea Nacional Constituyente, para lo cual insiste en un acuerdo nacional y pone al frente al recién nombrado ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se echa más fuego a la hoguera y por supuesto que aumentará la incertidumbre y la incredulidad en el gobierno del Presidente que no atina a soluciones concretas de cambio ni mucho menos la paz total.
Ahora enumera nueve puntos que necesariamente tendría que pasar por la aprobación del Congreso de la República, lo cual no parece viable, ante el rechazo de la propuesta por varios de los partidos políticos que tienen allí su representación.
Mientras pasa la nueva “marea” a que se acostumbró el país por los anuncios presidenciales, los estudiosos de la economía, sugieren que se debe continuar trabajando con lo “poquito” que se tiene de bueno, ya que siempre se ha contado con una red empresarial, industrial y financiera con muchas fortalezas que ha evitado que la economía caiga totalmente en rojo y recuerdan que a finales del año 2023, cuando la recesión estaba muy cercana, se salió lentamente y poco a poco de la crisis.
Sin embargo, el pesimismo continúa siendo el eje de las noticias generales, las redes sociales y el mundo político, lo que no debería suceder en el factor económico, donde debe reinar el optimismo y aprovechar las mínimas circunstancias de crecimiento y el estado de ánimo consumista y algunos hechos positivos en la demanda y oferta de la construcción.
Como es de todos conocidas multitud de frases célebres que animan al optimismo, como aquella de aprovechar las crisis como punto para las mejores oportunidades, es la clave para su aplicación en nuestro medio y tener en cuenta que es desde las familias, las empresas y el Estado, con sus decisiones afectan los precios, el desempleo y el crecimiento.
Mientras aumentan las expectativas por los cambios en el gabinete ministerial, la fuerza empresarial, laboral y doméstica, debería tener puesta su mirada en la producción cotidiana, trabajar con optimismo en lo que se tiene a mano y dejar de lado las predicciones y suposiciones futuras que impiden el normal desarrollo del país, así sea lento, pero a paso seguro.
También es positivo la aprobación por parte del Congreso del aumento del presupuesto del gasto fiscal, que le permitió al gobierno el cumplimento de su cuota anual para la amortiguación de la deuda externa, que crea confianza para las inversiones.