Tal parece que la restricción del consumo de sustancias psicoactivas para los adultos en lugares públicos, tales como los parques, colegios y escenarios deportivos, se ha convertido en una “ papa caliente” que ahora la Corte Constitucional pasa a los gobernadores y alcaldes distritales y municipales, quienes estarán obligados a regular la prohibición, basando su decisión, en que los mandatarios conocen bien de cerca sus territorios y pueden determinar las circunstancias de modo, tiempo y lugar, como se podrían consumir los psicoactivos, sin afectar a los menores de edad y al mismo tiempo sin vulnerar el derecho al aprovisionamiento, uso personal y medicado de los adultos
Es un problema de nunca acabar, si tenemos en cuenta que en su mayoría, los consumidores oscilan en edades que no se consideran niños ni niñas, sino de personas que han pasado la adolescencia y no han llegado a la adultez, a los cuales es casi imposible controlar, de un lado y de otro, determinar sitios especiales para el deleite de los adultos que buscan su recreación, es delimitar sitios públicos que podrían denominarse “mariguanómodros” por así decirlo, entonces estaremos viendo, dentro de dos meses, un nuevo espectáculo nunca antes visto en el país, y desde ahora nos debemos preparar para acostumbrarnos a los olores “sabrosos”emanados de la antiguamente llamada “hierba maldita”.
Es el riesgo de los tiempos modernos, del libre desarrollo de la personalidad,que en tiempos idos se resolvía a “chancletazos”, y nadie se desestabilizaba, ni atrofiaba mentalmente, ni mucho menos se anulaba en su crecimiento y desarrollo en medio de la sociedad.
Volviendo al caso que nos ocupa, otro problema van a enfrentar las autoridades de policía, que desde ahora se encuentran “cuasimaniatados” para hacer cumplir el Código Nacional de Seguridad y Conviviencia Ciudadana, al tiempo que aumenta de alguna manera, la percepción generalizada de inseguridad.
Debemos abonar que la Corte Constitucional, insistió en que el porte con intención de distribución o comercialización está prohibido y es punible.
Y trata con su decisión, de armonizar el principio del interés superior de los niños, niñas y adolescentes, con la libertad de consumir sustancias psicoactivas en dosis mínima o medicada, sin que aquella se anule.
Todas y cada una de las familias que tienen un hijo, hija o pariente cercano, adictos a las sustancias psicoactivas, conocen muy bien los grandes sufrimientos, no solo de los suyos, sino de las mismas víctimas del consumo de estupefacientes.
Ahora bien, estamos en plena campaña electoral, de tal manera que a los mandatarios locales y regionales, les va a ser casi imposible la reglamentación requerida a su debido tiempo y mucho menos los concejales, que les será igualmente muy difícil ponerse de acuerdo.
De la decisión de la Corte, se desprende la urgente necesidad de implementar el pie de fuerza, de que las autoridades se especialicen en una adecuada educación de protección de los niños, niñas y adolescentes, de la prioridad del acercamiento de la Policía a las familias, a los vecinos del barrio, a ser más servidores, amigables y solidarios.
Así como se creará el médico de familia, también debería existir el policía de la familia, para generar confianza institucional, mayor cercanía y menos autoritarismo.