De acuerdo al indicador del Departamento Nacional de Estadística (DANE), el departamento del Valle del Cauca tuvo un crecimiento muy por debajo del esperado y en comparación con el resto de las principales regiones del país, lo cual indica que algo está pasando muy grave, en una región caracterizada por su producción agroindustrial, la calidad de sus profesionales, la ubicación geográfica, poseer la gran salida hacia el Pacífico por el puerto de Buenaventura, muy importantes ciudades intermedias, el inmenso clúster turístico, envidiable desde todo punto de vista.
En otras palabras, la desaceleración prevista por los especialistas del mercado, ha golpeado con fuerza a los vallecaucanos, en donde ha disminuido ostensiblemente el poder adquisitivo de la gente, que es notorio cuando se presentan las repetidas promociones de bajos precios en los supermercados, cuando disminuye el sector de la construcción, la compra y venta de vivienda, la de los vehículos, castigados por las altas tasas de interés, que encarece el crédito.
Se suma a lo anterior que estamos en plena campaña electoral, donde la proliferación de candidatos a alcaldías, concejos, asambleas, gobernaciones, es algo inusitado, y en donde la mayoría de las propuestas no apuntan a programas definidos y concretos que reactivan la precariedad económica regional. Es importante, conocer el camino que debe trazarse para una recuperación económica estable que garantice a los vallecaucanos una sociedad mejor, viable y que conduzca a metas y objetivos claros, contundentes y confiables.
No podemos olvidar que atravesamos un clima de incertidumbre política, cuando vemos las reiteradas denuncias de gravísimos problemas que se han quedado en las sombras sin resolver y ahora reaparecen para sembrar mayores dolores de cabeza, tanto al gobierno nacional como a la misma comunidad, que está encerrada en medio de la inseguridad y el miedo, al comprobarse los atentados diarios en contra de las mismas autoridades, que por supuesto afectan a todos.
Se desprende entonces, que es prioritario, analizar los factores que inciden en el bajonazo del crecimiento económico, tomar las medidas correctivas, ya que la desaceleración parece que continuará hasta el año próximo, lo que será gravísimo para el Valle del Cauca y del manejo que se dé a la economía regional dependerá que afecte en menor medida a los vallecaucanos.
Aunque sabemos que la pandemia del Covid 19 y el subsiguiente paro nacional, llamado “estallido social” afectó en gran medida el desarrollo económico regional, no podríamos estancarnos allí, pues ya pasaron tales tiempos, y es hora de la recuperación. Por lo tanto, es importante que los sectores público y privado se pongan la “mano en el corazón” y adelanten procesos de desarrollo económico conjuntos e integrales, antes de pensar solamente en sus propios intereses, la región necesita de liderazgo, transparencia y solidaridad.
Aunque el diagnóstico no sea tan halagador, no podríamos quedarnos pasmados y estáticos contemplando el panorama, sino por el contrario, echar mano de los mejores recursos humanos para aprovechar al máximo la riqueza que poseemos en todos los frentes. Esperamos que la violencia que azota la región hoy, se apacigüe, se calme, en virtud del accionar de las autoridades competentes y constitucionalmente aprobadas.