Por fin los honorables representantes a la Cámara se atrevieron a legislar sobre el uso de los cigarrillos electrónicos que necesariamente quedan incluidos en la Ley Antitabaco de 2009, y el cual tiene como objetivo garantizar los derechos a la salud de los habitantes del territorio nacional, especialmente la de los menores de 18 años de edad y la población no fumadora, regulando el consumo, venta, publicidad y promoción de los cigarrillos, tabaco y sus derivados.
Ahora, como se puso de moda el de los vapeadores que se creían hasta saludables, la realidad es que no es así, antes por el contrario se ha comprobado que tienen una buena dosis de nicotina y que es un alcaloide altamente adictivo, tal como se presenta en el tabaco y cigarrillos tradicionales.
Es muy oportuno y se habían demorado, para la aprobación de esta ley que comenzará a regir una vez sea aprobada por el presidente de la república.
Resulta que los vapeadores o cigarrillos electrónicos se han vendido con atractivos de sabores distintos para que los consumidores accedan con mayor facilidad como también varían en tamaño y de variadísimas formas, hasta llegar a lo que hoy se conoce como “memoria” de fácil manejo para los niños, adolescentes y jóvenes adultos.
De ahora en adelante no se podrá hacer este ejercicio “vapuveador” en espacios públicos, parques, ni mucho menos cerca de las instituciones educativas.
El humo que es expelido por estos inocentes y novedosos aparaticos, también puede incidir negativamente en la salud de las personas que están cerca, porque al interior del cigarrillo se disuelven sustancias peligrosas que pueden ocasionar daño en los pulmones de la gente.
Si bien se cree, que su uso es precisamente para aquellas personas que quieren dejar de fumar, tal parece que no es cierto, sino que sus componentes lo harán más dependiente y se convertirá igualmente en un vicio difícil de abandonar.
Todo lo que se adelante en defensa de los niños, adolescentes y jóvenes adultos, será siempre bienvenido, si tenemos en cuenta que vivimos en un mundo relativizado, en donde no existe nada malo, y se propende para que no se estropee el libre desarrollo de la personalidad.
No se prohíbe su producción, venta, mercadeo y consumo, siempre y cuando no afecte la salud de terceras personas y por sobretodo se respete a los menores de edad y especialmente se salve guarde la de los colombianos. Sabemos que estamos en la era de los emprendedores, de tal manera que todo se convierte en negocio, pero es obligación del Estado, velar por la vida de sus habitantes priorizando la salud de los niños que hoy están más que nunca, expuestos al peligro, tal como lo comprobamos todos los días.
Así que sea bienvenida la legislación y al mismo tiempo deberá acompañarse con una permanente campaña antitabaco, establecer en definitiva los riesgos que se tienen con el uso desmedido del “vapeo”, que a veces no pasa de ser una moda más, como sucede entre nuestro medio, por la ausencia de criterios definidos desde la familia.
La tarea principal reside en los padres y madres de los niños, y en los educadores, para que crezcan en ambientes saludables, lejos de todo aquello que los inclina al vicio y las enfermedades mentales.