Es mejor tarde que nunca, como dice el adagio popular, por cuanto cursa en el Congreso de la República un proyecto de ley mediante el cual se prohíbe el uso de las redes sociales a los menores de 14 años y, si lo hacen por alguna razón excepcional, debe ser bajo el estricto control de los padres de familia, y centra su objetivo principal en la mitigación de los riesgos que tienen los menores al utilizar redes sociales sin la debida supervisión, como el acceso a contenidos inapropiados, el acoso en línea y los problemas de salud mental, derivados del uso excesivo de estas plataformas.
Ya otros países han tomado la delantera en este sentido, una vez, los organismos internacionales de salud, han alertado acerca de la ausencia de legislación al respecto y las consecuencias que ya se sienten entre la niñez y especialmente de la juventud, cuando se ha dado total libertad al acceso de las redes desde temprana edad, que en principio se aprecia como un adelanto de la actividad racional de los menores, al convertirse en amplios conocedores de los mecanismos digitales.
El proyecto contempla, y eso nos parece, lo esencial del asunto, la creación de una especie de “escuela de padres” y/o representantes legales de los menores, si tenemos en cuenta que es responsabilidad de los adultos la supervisión estricta de sus hijos y familiares menores de 14 años, pues estamos viendo desde ahora, las consecuencias nefastas, de no existir control alguno, como por ejemplo, el acoso sexual, la intimidación, como también la posible adicción al uso excesivo de las redes, al convertirse en un estupefaciente más en el mercado digital.
La iniciativa subraya la necesidad de que las compañías revalúen sus políticas de registro y verificación para asegurar el cumplimiento de las normativas señaladas y reforzar la seguridad y la protección de los derechos de los niños en internet, de tal manera que esta herramienta fundamental en los tiempos modernos, no se convierta poco a poco, en su peor enemigo y sean devastados en su estado de ánimo y caigan al mismo tiempo en manos de los depredadores del espíritu humano existentes en todo tiempo y lugar.
De todos es conocido, la presión que padecen los padres de familia por intermedio de sus hijos, para acceder a las redes sociales libremente y no es de su agrado, obviamente, la supervisión amparados en una falsa interpretación de su derecho al libre “desarrollo de la personalidad”, sin tener en cuenta el serio peligro que encierran por su excesivo uso y sin tener plena conciencia del mal que se hacen a sí mismos, contagiados por la publicidad abundante existente al respecto y que emana diariamente de todos los medios de comunicación social.
Ojalá que el proyecto en mención, no se quede en “letra muerta” y abarque todos los medios posibles para hacerlo realidad, ya que en definitiva se está protegiendo la salud misma de los menores de edad, que está por encima de la adquisición de los conocimientos.