La primera. Sin duda, celebrar la llegada al Concejo Municipal de Tuluá de Jorge Mario Mejía Salazar, quien obtuvo 945 votos en su primera aparición como candidato a una elección popular. Votación significativa para quien enfrentó sin maquinarias, ni clientelas unos comicios que se caracterizaron por el despilfarro de dineros y el compadrazgo impúdico de los grandes electores que no ahorraron trapisondas para imponer sus viejas, pero siempre aceitadas servidumbres.
Mario, trabajador social, egresado de la Universidad del Valle, con maestría en Gerencia de Proyectos del mismo centro académico, desde su época de estudiante se ha distinguido por su liderazgo en materia cultural, ambiental y socio económica del municipio, trabajando arduamente, entre otras, en la conservación del patrimonio material e inmaterial de la ciudad, logrando impedir, por ejemplo, la demolición de la Galería Municipal, apoyando la lucha del sindicato de dicha entidad para frenar tal despropósito.
Por ello, deseamos al nuevo edil un ejemplar desem-peño en su complejo compromiso.
La segunda. Celebrar la aparición del libro “Plegarias del pueblo muerto. El Aro” del periodista y escritor Pablo Navarrete, publicado bajo el sello editorial Planeta.
Pese a su juventud, Navarrete, lleva una larga tradición en la investigación y escritura de textos que tienen que ver con las diferentes formas de violencia que padecemos los colombianos desde el inicio de nuestra vida republicana.
Por ello, se tomó seis años de su actividad para estudiar y reflexionar sobre lo sucedido en el Aro, exponiendo su bienestar profesional y personal, con el fin de encontrar respuestas para que los sobrevivientes de la masacre puedan reclamar verdad y justicia.
Esta espeluznante crónica de impiedad y barbarie, es un potente llamado para que nos confrontemos como sociedad y como Estado civilizado y viable.