Dícese de la “esperanza firme que una persona tiene en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como ella desea, ejemplo: ‘tengo plena confianza en sus capacidades’. La confianza también puede entenderse como “seguridad”, especialmente al realizar una acción compleja, difícil o peligrosa.
En sociología y psicología social, la confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una situación específica y con determinados pensamientos.
Nunca nos esperamos que se dañe la amistad con nuestros mejores amigos, o que nuestro gran amor nos engañe o que se acabe una relación laboral a la que le pusimos alma, corazón y sombrero por una falla nuestra.
Pero sí, todo eso pasa o puede pasar porque la confianza no es eterna y la realidad macon-diana siempre supera la literatura, la teoría y la doctrina, tanto que hay delitos que se agravan por la confianza, como el hurto, que además de apoderarse de una cosa ajena con el propósito de obtener beneficio para sí o para otro, aprovechando la confianza depositada por el dueño, poseedor o tenedor de la cosa en el agente.
La oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito exponen un capítulo sobre la ciencia de la confianza, pues confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades es crucial y definitivo para gestionar los retos emocionales y alcanzar objetivos en la vida.
Una cantidad saludable de confianza es esencial para la salud mental y el éxito, y favorece la toma de decisiones y la resiliencia. La clave de la confianza es la autoconciencia, permitirnos experimentar y reflexionar incluso sobre las emociones más indeseadas.
Qué bueno sería que todos cuidáramos más nuestras relaciones humanas y tratáramos de no romper la confianza