En días recientes, un noticiero de televisión informó sobre la situación que se presenta en el país, en materia de embarazos de adolescentes. Dicho reporte reveló que muchos de los niños que nacen en Colombia, son hijos de madres jóvenes, quienes en varios casos, no superan los 15 años de edad; incluso, según dicha versión, cientos de niñas menores de 13 años, se someten a procesos de parto; al respecto, se lee en internet que “en el 2021 se registraron en Colombia 4.708 nacimientos en niñas de 10 a 14 años. Este número representa un aumento del 11% con respecto al 2020, cuando se registraron 4.243.
En los registros del año pasado, además, se encontraron 1.074 nacimientos en menores de 10 a 13 años…”. Dicha red, además establece, que, “un estudio de la Fundación Éxito titulado ‘Madre: lo esencial de lo esencial’, muestra al igual que las estadísticas del DANE, la relación que existe entre el embarazo temprano y los niveles bajos de educación”.
Conforme a este estudio, el fenómeno en cuestión, involucra a madres cuyo nivel de escolaridad no supera el bachillerato.
Se supone, que las niñas que se embarazan a tan temprana edad, deberían estar dedicadas a actividades académicas, tendientes a prepararlas para una vida social productiva. Por ello, la política de formación integral de la población indicada, se debe intensificar por parte del MEN, en estrecha coordinación con el ICBF y con otras entidades pertinentes; además, debe hacer parte de los planes de desarrollo del país.
De todos modos, los datos antes presentados son preocupantes y las más de las veces, se enlazan con desnutrición y pobreza. Este panorama desalentador obnubila la situación social, económica y cultural del país. Incluso, el problema en cuestión, en algunos de los rangos de edad anotados, constituye un abuso sexual palmario.
¿Qué hacer entonces? Sin duda, la solución yace en la educación, proceso que debe iniciar en la familia, en estrecha relación con la escuela (en sus diferentes niveles), con el ICBF, entre otros. La idea es proporcionar una educación sexual libre de tabúes y preconceptos, con el fin de llegar a la esencia misma del problema en consideración.
Sin duda, una formación adecuada, ha de proporcionar una fundamentación real sobre este tema, para que las jóvenes se dediquen, primero a avanzar en sus procesos de formación, para luego planear sus embarazos de manera responsable.