¿Supieron de la condena a la multinacional bananera Chiquita Brands en Estados Unidos? Sí, la misma que en otro tiempo se llamó United Fruit Company, negó los derechos de los trabajadores huelguistas y movió influencias para que el ejército cometiera la masacre de las bananeras.
Este 10 de junio se dio a conocer la condena del juez Kenneth Marra contra Chiquita Brands, la cual debe indemnizar económicamente a 8 de las 9 víctimas del caso presentado en 2007 por demandas civiles; para ese entonces la multinacional confesó haber financiado a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) de 1997 a 2004.
Con las significativas sumas de dinero proporcionadas por esta empresa y muchas otras, se financiaron crímenes de guerra. Lo que le pasó a esos seres humanos, a los animales, a la tierra, es irreparable, ninguna cantidad de dinero ni de condenas tardías va a equiparar las vidas que se perdieron.
Pero, este caso pone en su lugar a dos partes que lograron escabullirse de la atención mediática y judicial: los políticos y los empresarios, tapados estos últimos más que los primeros, porque ahí está el verdadero origen de los paramilitares: Salvatore Mancuso, ex comandante de las AUC, sostuvo que el paramilitarismo fue un proyecto capitalista, de despojo de tierras, detrás de cada intervención paramilitar venía una empresa comprando las tierras a precio de huevo.
Estamos frente a un tema vigente: la paraeconomía; y la sociedad civil debe ejercer presión para que se avance en el esclarecimiento de estos actores que hicieron posible tantísimo daño; hay responsables, no es que simplemente seamos un país violento que recicla sus guerras, han existido intereses macroeconómicos en su creación y perpetuidad.
No olvidemos que fue el Estado y sus representantes en los territorios quienes dejaron a merced de estos bárbaros dañados por el ejercicio de la guerra a las comunidades, mientras las empresas pagaban las armas que mataban a los campesinos y campesinas.