“Ustedes ya no nos representan” es una de las tantas frases escuchadas, en medio del fragor del paro nacional que ya supera los 40 días, lanzada por los jóvenes en las famosas y en ocasiones tristemente llamadas primeras líneas y que sin querer le han dado vida a lo que podría ser una nueva corriente política bajo el nombre de Resistencia.
Esa nueva fuerza que no reconoce los liderazgos políticos de hoy ni las vocerías de unos dirigentes sindicales aburguesados y anquilosados, debe ser asumida por jóvenes con talante, que sean capaces de revolucionar desde la democracia y no a través de la anarquía a un país que hace rato reclama otras maneras de gobierno, otras políticas administrativas y un Estado que haga de la inclusión una realidad y no una palabra que adorna las propuestas de gobierno que se inscriben en la Registraduría y se consignan en los Planes de Desarrollo para convertirse en letra muerta.
Yo sé que estas palabras le pueden sonar a utopía, pero creo que el momento de efervescencia que vive la nación, amerita a que esos jóvenes que salieron a la calle, desafiaron al Estado y pusieron a los estamentos contra la pared, asuman la responsabilidad haciendo un alto en el camino y entender que nada de lo hecho dará frutos sino se materializa en un liderazgo político y social capaz de empezar a renovar las estructuras del poder, alejándose de los falsos caudillismos que incendiaron al país, diviéndonos entre buenos y malos, izquierda y derecha mientras comparten y reparten la gran torta que es lo realmente importante para ellos.
En este momento crucial para la patria, amerita entonces que esa nueva fuerza se ponga en marcha y eche andar un proyecto político y social que tenga representación en los escenarios de poder, pues si esto no sucede y se diluye como si nada entonces la historia solo recordará de esta protesta a quienes aprovecharon la coyuntura para vandalizar, obstruir, saquear y atentar contra la institucionalidad del país.