Al consultarle sobre esa apreciación me expresó su extrañeza por lo escrito en esta tribuna quincenal donde hacía algunos comentarios u objeciones al gobierno del presidente Petro.
A reglón seguido me manifestó su descontento porque, según ella, buena parte de la prensa nacional es enemiga del jefe de estado.
Debo admitir que la apreciación de la connotada educadora me dejó pensando y me di a la tarea de revisar mis escritos frente al tema y la verdad no encontré ninguna crítica desalmada en contra del mandatario, pues en casi todas le hago sugerencias en torno a moderar el lenguaje y dejar de una vez por todas los discursos gaitanezcos que lo hacen parecer que sigue en campaña.
La anterior afirmación la ratificó el presidente Petro el pasado martes en el discurso de La Calera en Zarzal desde donde desafió a la clase política y de paso generó una crisis que anunció en su cuenta de Twiter y la que materializó el miércoles a primera hora al descabezar a ocho de sus ministros, entre ellos a la doctora Corcho, quien se había empoderado de la Reforma a la Salud, al ministro Ocampo quien era ser de luz que daba alguna tranquilidad y la amable y siempre querida Cecilia López, quien venía haciendo las cosas bien en el ministerio de Agricultura.
La reacción virulenta del mandatario nacional por la negativa de los dirigentes de La U, Liberales y conservadores de acompañar a raja tabla la reforma a la salud, ratificó una vez más el talante autoritario del inquilino de la Casa de Nariño y el que acompaña con su constante convocatoria para que la gente salga a las calles a defender sus reformas, pues desde su perspectiva cree que el congreso de la república no las hará y mucho menos ahora que sus mayorías de debilitan.
En conclusión y para responder a la inquietud de mi docente gimnasiana, creo que el primer enemigo de Petro es él mismo con sus posturas mesiánicas.