Esa dinámica de la vida es la que está llevando a esta sociedad al declive y cada día es más difícil subsistir en un mundo dominado por el relativismo y donde el irrespeto a la autoridad es pan del cada día, irrespeto que se aprecia en las calles de la grandes y pequeñas ciudades del país convertidas en un caos, pues la gente hace lo que se les viene en gana y quien intenta imponer orden es insultado y hasta agredido como ha ocurrido recientemente en Tuluá.
A lo anterior se suma que el primer nicho donde debe florecer esa cultura del respeto es en los hogares, pero es justamente ese escenario el foco donde hoy las normas desaparecen, pues no hay quien de ejemplo.
¿Cómo puede un papá exigirles respeto a sus hijos a las normas de tránsito, si los lleva al colegio en moto sin el casco reglamentario o llegan en contravía a los planteles educativos?
Así es muy complicado lograr un cambio en la sociedad, lo que hace que el futuro sea más incierto.
Y si por los hogares llueve por el Congreso de la República no escampa, pues es el escenario de la democracia y donde los padres de la patria deben dar ejemplo, pero por el contrario se convierte en una batalla campal, donde los improperios y los insultos están a la orden del día, comportamiento que se va extendiendo a las corporaciones departamentales y municipales con debates que se suben de temperatura reemplazando los debates serios y sesudos por discusiones sin sentido y donde gana el que más duro grita.
PD. Mi saludo solidario para Luz Adriana Tangarife por la triste partida de su princesa Ana Sofía, que el Dios de la vida la reconforte en unión de los suyos y les permita pasar este cáliz amargo que se les presenta.