Ya se empiezan a asomar por estos lares los hombres y mujeres que seguramente van aspirar al senado de la república y la cámara de representantes, algunos de ellos con ganas de repetir y otros con anhelos de debutar en las grandes lides de la política nacional.
Varios de estos personajes, en la pasada contienda, llegaron a la región, recogieron los votos y poco o nada se volvió a saber de su trabajo en el Congreso y sus logros o no han existido o simplemente son de tan poca importancia que no han trascendido mediáticamente.
Este año tienen una excusa perfecta y podrán decir que el covid limitó su capacidad de acción y por eso su ausencia en los territorios, pero a decir verdad hay senadores y representantes que siempre han estado en pandemia.
Basta con sentarse a ver una transmisión del canal institucional para darnos cuenta que la inmensa mayoría de nuestros voceros en la cámara alta y baja son mudos y sus intervenciones se limitan a contestar lista y eso que ahora ya no tienen que hablar pues el registro se hace elec-trónicamente.
Otro indicador que me llama la atención es que al hablar con los alcaldes de la zona y preguntarles sobre el acompañamiento de los congresistas en su ejercicio de gobierno, la mayoría de ellos se toman su tiempo para responder y señalan que muy poca y algunos se atreven a decir que los que más le han “servido” son los del Centro Democrático, el partido de Gobierno.
La última frase del párrafo anterior tiene una razón de ser, pues Colombia extrañamente pareciera haber regresado al centralismo que creíamos derrotado a partir de la Constitución del 91 y estamos ante un Estado que cada día se concentra más en Bogotá y con un estilo casi antidemo-crático le da “bola”, como se dice en la cancha, solo a los congresistas del CD que cumplen un papel de chaperonas al llegar a sus regiones acompañando a los altos funcionarios a entregar ayudas o hacer anuncios rimbombantes y llenos de buena prensa, muchos de los cuales se quedan en bullicio y nada más.