Por supuesto que voy a hablar de Sofía Delgado: 12 años, encerrada y violentada en una tienda de mascotas perteneciente a un vecino que le doblaba la edad, desaparecida, hallada muerta 18 días después.
El feminicidio es un crimen aun más atroz si también pensamos en las condiciones en las que se va del mundo la niña o la mujer: la confusión frente a una violencia que no tiene explicación y que no espera, el miedo, la indefensión, y la resignación.
Las noticias registraron que los vecinos del sector de Villagorgona, Candelaria, dañaron la tienda del feminicida; y es ante este tipo de acciones cuando pienso que debemos actuar como manada antes, construir unas sanciones sociales que no permitan al vecino acosador de menores de edad, a los familiares que tocan a las niñas mientras están dormidas, a los amigos misóginos y violadores, estos actos condenables deben tener consecuencias inmediatas en el interior de los círculos sociales; retornar a lo comunitario, actuar como manada humana, también puede derivar en una presión importante de la base social para impulsar políticas que de verdad apuesten por una educación lejos de los roles de género, procesos judiciales acordes a los crímenes contra la vida e integridad de las mujeres, y atención integral del gobierno a las familias de las víctimas; y sobre todo, seguir la propuesta de la antropóloga y feminista Rita Segato: toda la humanidad tiene que parar y reflexionar sobre porqué no conseguimos detener el ritmo de los asesinatos y de las formas de crueldad sobre el cuerpo de las mujeres”.
Sonia Frías, del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, añade: el feminicidio no surge solo, es decir, hay distintos contextos de relación en que se produce la violencia.
Yo creo que si verdaderamente queremos erradicar el feminicidio necesitamos prevenir todas y cada una de las formas de violencia hacia las mujeres, porque el feminicidio es la culminación de todas éstas.”