Solo en el municipio de Tuluá, ya suman 30 colegios los que han desaparecido para siempre, los últimos dos que se suman a esa gran lista son el Príncipe de Paz y la Sagrada Familia.
Muy pocos son los que han cerrado sin avisar con antelación a su comunidad educativa o quizá sólo 1. Pero lo cierto es que todos los que han cerrado sus puertas en la historia tulueña, lo han hecho por inviabilidad financiera, incluyendo las dos instituciones educativas mencionadas anteriormente.
¿Cuál es el protocolo que se debe seguir para anunciar el cierre de una institución? Comunicando con suficiente antelación a padres de familia para que busquen cupos en otras instituciones que les provea aquello que buscan en el sector privado en orden de mayor importancia.
Los ítems que más resaltan en esa búsqueda son: 1. Seguridad y tranquilidad, de que sus hijos están rodeados de menores honrados, a los que no se les va a perder el celular, dinero o lujos; respetuosos y con una calidad humana mayor que facilite la empatía, menos casos de bullying y derive en amistades sanas y duraderas; a lo mejor más lejos de las probabilidades de caer en adicciones o de la posibilidad de ser reclutados por bandas criminales o grupos al margen de la ley. Y 2. Mejores resultados en las pruebas Saber 11° del ICFES, para garantizar su ingreso a la Universidad, ya que hoy en día no se trata de qué colegio se egresa, sino únicamente del estrato del SISBEN, lo que hace más fácil que accedan a la matricula cero.
Ya se sabe que los mejores puntajes del ICFES Saber 11° los lideran todos los colegios privados. Para dar un ejemplo de ello, basta con mirar el mejor colegio oficial del municipio con 275 puntos globales en promedio ponderado, el cual se ubica en la casilla 11 si se le compara entre privados y públicos a la vez, o sea, un punto por debajo de los 276 del último colegio privado del top 10 de mejores ICFES Saber 11° de Tuluá.